Atrapado en una red de clausulas abusivas firmadas cuando negoció las dos hipotecas, que todavía está pagando, -la de la compra de su casa y la de la apertura de su empresa (un comercio de decoración en Elda)- Fernando Javier Quiñones decidió iniciar una batalla de David contra Goliat y enfrentarse a las entidades financieras.
Su único fin fue recuperar lo que era suyo, su dinero y para ello, contactó con abogados e investigó sobre los «abusos bancarios» en foros de internet. Hasta el momento, el eldense ha logrado ganar dos juicios; ha perdido uno, que ha recurrido y está pendiente de otros dos. Ha conseguido que le devuelvan 14.000 euros, parte por vía judicial y otra a través de la atención al cliente de los propios bancos.
Sus numerosos juicios no le han paralizado y acaba de presentar otra denuncia de menor montante y que el mismo cree que finalizará con un acuerdo amistoso con el Sabadell y no será necesario ir a juicio. Es cliente de esta entidad y afirma que «no creó que surjan muchos problemas porque es prestamos que firme con el banco Guipuzcoana, que más tarde el Sabadell compró». Por ahora, este es último de una larga batalla que inició en 2013.
Fernando paga sus hipotecas puntualmente gracias a que encontró trabajo tras su fracaso empresarial. Pero hubo tiempo en qué le fue difícil abonar las cuotas en los primeros días del mes. Así el banco Guipuzcoano, le imputó interés de demora. Y ahora piden que se lo devuelvan, «por que no lo deben hacer aunque se aplique de forma automática». Ahora exige cualquier comisión que se le impute.
Su mayor reto es que el banco popular le devuelva 25.000 euros porque su hipoteca está atada al IPRH, un índice que fija el precio de las hipotecas que les ha supuesto pagar una media de unos 200 euros mensuales más que si el préstamo estuviera referenciado al Euribor. En primera instancia no consideraron su reclamación, pero Quiñones decidido recurrirla y «ahora existe un mayor jurisprudencia sobre estos casos» afirma Fernando, que ya es todo un experto en estos temas.
Una de las denuncias en las que le plantó cara a La Caixa reclamándole 5.500 euros por un seguro financiero de alto riesgo fue la primera que ganó. Era un swap -contrato de permuta financiera-. Fueron muchas las pymes que compraron productos financieros bajo la apariencia de seguros para cubrirse de las eventuales subidas del euribor o proteger sus inversiones, pero que en el fondo estaban firmando derechos de compra o venta de bienes y acciones sin conocer sus riesgos. Y así se lo dijo Fernando al juez que le tomo declaración: «No tenía ni idea de lo que estaba firmando» y aunque los abogados de la parte contraria insistieron en que debían tener formación financiera por tratarse de un empresario, el juez le dio a él la razón.
Su periplo judicial comenzó hace cinco años, cuando cerró su negocio y con más tiempo para navegar por internet se topó en la red foros donde se comentaban las diferentes clausulas abusivas. En ese momento cayó en la cuenta que sus hipotecas eran «un supermercado» repletó de este tipo de productos financieros.
El eldense señala que «cuando iba al banco a firmar las hipotecas, como a otros muchos sólo me interesaba que la cuota a pagar no fuera muy alta y la pudiera soportar mes a mes». «Con el tiempo escuchas que hay sentencias contra los swaps y piensas que este termino lo has escuchado en la notaria, entonces leí las escrituras de mis dos hipotecas y me dí cuenta de lo que me habían vendido»
Quiñones es uno de los ciudadanos que decidió denunciar y su batalla contra los bancos no ceja ahí. El vecino de Elda recomienda a todos los afectados por este tipo de clausulas abusivas a que se reclamen por vía administrativa, extrajudicial o judicial porque ya existen varias sentencias que dan la razón a los clientes bancarios.
