La fuerza desatada por lo que en un primer momento se pensó que era un torbellino fue de tal violencia que arrancó vigas de hormigón de 70 kilos y las lanzó a 40 metros de distancia. La cubierta de un bloque de nichos también fue arrancada de cuajo y media docena de lápidas quedaron reducidas a escombros. Los desperfectos afectaron a voladizos, tejas, ladrillos y a los elementos decorativos funerarios. Y todo en apenas diez minutos.