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Elda

Supervivientes con solera

Cuatro comercios han mantenido durante décadas su imagen como seña de identidad y legado de sus abuelos

La papelería Aguado mantiene los cajones y el mobiliario con el que se inició el negocio. Áxel Álvarez

En Elda todavía quedan comercios con soleracomercios . Se pueden contar con los dedos de una mano. Conviven junto a locales cerrados con cancelas llenas de polvo, con cuartelillos festeros y con establecimientos más modernos y completamente reformados.

Son verdaderos supervivientes en el centro histórico. Han hecho frente a las modas, a los cambios en los hábitos de consumo, a los grandes motores comerciales e incluso al abandono, durante décadas, por parte de la Administración local del comercio tradicional en la zona antigua. Sus propietarios abren sus puertas cada día, pensando que con ellos se termina un saga de comerciantes, que ha mantenido con esfuerzo los negocios que a principios del siglo XX abrieron sus abuelos.

La Papelería Aguado es la más antigua de Elda. Andrés Aguado Vera abrió sus puertas por primera vez en 1942 y, en la actualidad, sus nietos, que regentan el negocio, mantienen las cajoneras y las estanterías de madera que su abuelo colocó. Poco ha cambiado la tienda con el paso de tiempo. En sus estantes se apilan clasificadores, bolis y libretas de «las de toda la vida». A lo largo de las últimas décadas han sobrevivido ofreciendo a su clientela productos de calidad frente a los baratos de otro tipo de establecimientos. La competencia es cada vez más feroz y a los kioscos, estancos, tiendas de todos a cien, ahora se suma el aumento de las ventas a través de internet.

Su ubicación en la calle Ortega y Gasset, que durante años fue una de sus grandes bazas, se ha convertido en una desventaja. Los locales cerrados han pasado a ser cuartelillos festeros. La calle Nueva está plagada de ellos. Así, poco a poco, la vida comercial se apaga porque son inmuebles que permanecen cerrados 52 semanas.

Otro de los establecimientos con solera del centro histórico es la papelería Higueruela. Se encuentra en la calle Pedrito Rico y la regenta Octavio Ferrándiz. Se abrió hace casi 70 años y Octavio asumió su traspasó hace unos cuarenta. Desde entonces, la mantiene casi intacta. Durante lustros ha surtido de material de oficina a las muchas empresas que se ubicaban en el entorno del barrio de la Prosperidad.

Las fábricas se trasladaron a los polígonos y la afluencia de público descendió. Octavio hace frente a la venta de material de oficina mediante catálogo e internet manteniendo un contacto directo con sus clientes de todas la vida; ahora con los hijos de algunos de ellos.

Cuatro generaciones han estado detrás del mostrador de Casa Enrique, el más antiguo de los comercios eldenses que todavía sobreviven. En su cartel reza que el año de su fundación fue 1920. El iniciador de este negocio fue Enrique Amorós Amat, el abuelo del actual propietario. Ricardo relata que «cuando empezó mi abuelo era un almacén donde se vendía de todo y paulatinamente nos hemos ido especializando». Amorós es uno de los más críticos con el Gobierno local. «Poco a poco -indica- nos están tirando». Muchos son los impuestos que pagan por encontrarse en el centro de la ciudad, que más tarde no revierten en la zona.

Ricardo Amorós recuerda la promesa de que el Plan de Acción Comercial (PAC) llegaría al centro histórico y después de tres alcaldes y casi cuatro legislaturas nada se sabe del tema. «Lo hicieron en la calle Juan Carlos I y desoyeron nuestras peticiones» afirma.

La calle de la Iglesia, donde está ubicado el establecimiento, es el punto neurálgico de las numerosas fiestas que se celebran. Amorós señala que «por un lado es perjuicio constante porque durante los festejos las calles están cerradas y nuestros negocios también» pero por otro «el numeroso público que, en esas fechas, ve nuestros escaparates es importante y más tarde, muchos de ellos, aunque viven en otras zonas de Elda se acercan a comprarnos».

Justo a su lado se encuentra la zapatería Sacristán, otro de los comercios que a penas ha variado su imagen durante décadas. El éxito de su resistencia, según cuenta uno de sus propietarios, Toni Pérez, es que «todo lo que vendemos está fabricado en España». Su punto fuerte son las zapatillas de estar por casa y las de Moros y Cristianos, que venden en su local comercial y en su tienda on line. Así conjugan la innovación con la venta más tradicional.

El sacristán de la iglesia de Santa Ana abrió el local en 1947 y con ese nombre se quedó. Ahora sus nietos Toñi y Miguel Pérez siguen con el negocio adelante y con una clientela fiel no sólo de Elda sino de muchas poblaciones de la comarca y la provincia.

Todos ellos cuenta con clientes asiduos. Madres, hijas y nietas se acercan a comprar a sus tiendas. Acuden a establecimientos que le ofrecen sobre todo confianza, además de un trato exquisito.

Los cuatro establecimientos con solera no son los únicos que cumplen décadas en el centro histórico. El Bazar Madrileño, Viajes Azor o Piluca son comercios que han sobrevivido a los envites del tiempo. Sus propietarios optaron por cambiar por complemento su imagen, sus escaparates e incluso su nombre o se aliaron con alguna gran cadena. Fue su herramienta para sobrevivir.

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