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Elda

Réquiem por la última ermita rural

El edificio religioso de Las Cañadas requiere de una urgente restauración para evitar su ruina

La ermita de Las Cañadas de Elda presenta en la actualidad un estado de avanzado deterioro. áxel álvarez

La ermita de Los Dolores de Elda ha entrado en una fase de avanzado deterioro que urge de una actuación de conservación y mantenimiento para evitar que sus tres siglos de historia se vengan abajo. Este modesto edificio religioso de propiedad privada se fundó en 1716, en el alejado paraje de Las Cañadas, y goza de la consideración de Bien de Relevancia Local. Puede considerarse el último de su especie y el más antiguo ejemplo en pie de una ermita rural de Elda. Así lo detalla el arqueólogo municipal Juan Carlos Márquez advirtiendo que «el pequeño edificio muestra cada vez más los signos del paso del tiempo, a pesar de los voluntariosos esfuerzos de propios y extraños por mantenerla mínimamente digna y adecentada».

También la Asociación Amigos del Castillo de Elda señala en su inventario de bienes del patrimonio histórico local que «la ermita de Las Cañadas está afectada por la falta de medidas adecuadas de conservación y el peso de la afección humana en una zona de tránsito senderista al coincidir un tramo del GR7». Precisamente se halla junto a la ruinosa Casa del Tío Amador, en una encrucijada de caminos formada por los procedentes de Salinas y la sierra de Camara con Monóvar y Elda.

Asimismo, según recoge en una de sus publicaciones el historiador Manuel Serrano, en el Libro de Visita Pastoral de 1816, por cuenta del obispo Simón López, ya se hacía referencia a esta ermita, entonces propiedad de Magdalena Vera, viuda de Cristóbal Guarinos, destacando la existencia de un lienzo de Nuestra Señora de los Dolores, que actualmente se halla en la casa del propietario. Ahora está en desuso, aunque ocasionalmente su dueño realiza trabajos de mantenimiento para que siga en pie. Sin embargo en el siglo XVII solía acoger «misa en los días Colendos del Verano a expensas de los labradores vecinos». Cuatro siglos después algunos fieles eldenses todavía la visitan ocasionalmente para hacer sus ofrendas a la Virgen de los Dolores. Y todos los años, en las primeras semanas de enero, cientos de vecinos acuden al lugar para la tradicional recogida de leña de la hoguera de San Antón.

La planta es rectangular -mide 5,78 x 4,50 metros- y el interior es de una sola crujía soportada por un arco diafragmático apuntado que la divide en dos tramos. El tejado es la zona más deteriorada y las filtraciones de agua comienzan a dañar también sus muros.

La restauración es imprescindible para que no desaparezca otra pieza singular del patrimonio cultural eldense. Pero nada se ha hecho desde que en 2014 la Cofradía de los Santos Patronos encargó a Gabriel Segura e Israel Agulló un anteproyecto para su rehabilitación. El trabajo se realizó y se presentó pero tres años después el proceso de degradación avanza, y la ermita de Las Cañadas parece abocada a un destino con visos de réquiem.

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