Los embajadores infantiles, el moro Francisco López y el cristiano Iñigo Ruiz representaron de forma excepcional la Conversión de Moro al Cristianismo durante la Eucaristía, que se celebró en el santuario de Las Virtudes con motivo del 175 aniversario de las dos comparsas fundadoras de las fiestas de Villena. Los dos pequeños escenificaron el parlamento entre los líderes de las tropas tras la cruenta batalla, que concluye con el bautismo del embajador de las huestes de la media luna ante la patrona de Villena.

La representación religiosa se celebra desde hace 25 años el 6 de septiembre en la iglesia de Santiago durante la misa infantil de los Moros y Cristianos. Se integró entonces en el programa de actos que organiza la Junta Central de Fiestas con motivo del aniversario del 150 aniversario de las dos comparsas. Una efeméride que ayer se recordó. Tras la celebración religiosa, en la Plaza de Santiago, se realiza el ruedo de banderas por los alféreces infantiles y desde allí la comitiva de embajadores, regidoras y cargos festeros se encaminan hasta el punto de inicio del desfile de la Esperanza.

La Conversión Infantil también cuenta con una adaptación de la obra sinfónica, que Gaspar Ángel Tortosa compuso para el acto que el 8 de septiembre los dos embajadores celebran en la Iglesia de Santiago justo antes de iniciar la procesión de la Patrona. La pieza musical se escuchó en el santuario en una representación extraordinaria para la que los dos pequeños ensayaron con ahínco. Iñigo y Francisco asumieron el cargo de embajadores en las pasadas fiestas y ésta es la segunda ocasión en la que representaron el emotivo auto sacramental, una de las joyas culturales de los Moros y Cristianos.

Antes del acto, las dos comparsas compartieron un almuerzo de hermandad a base de gachamigas y embutido después de una romería, que iniciaron los cargos festeros de las dos comparsas a la altura de la cooperativa agrícola y que finalizó en los aledaños del santuario.

Crónicas

Las dos comparsas celebran que en 1843 está documentada su existencia. En las crónicas de los Moros Viejos se especifica que «probablemente existiese años antes, pero los archivos escritos solo comienzan a detallar la fiesta a partir de este año, siendo en los años anteriores desfiles de la soldadesca». Los textos encontrados en los archivos confirman que la soldadesca existente a mediados del siglo XIX se transformó en las dos primeras comparsas. Con la llegada de otras nuevas, los cristianos conservaron su nombre y a la de moros se le añadió el apellido de viejos.