Petrer y Elda no serían lo que son sin los 50 años de docencia del instituto Azorín. Este primer gran centro de Secundaria del Medio Vinalopó ha sido, y sigue siendo, un vivero de formación, convivencia y amistad entre los jóvenes de Petrer -donde está ubicado- y de Elda -del que procede la mitad de su alumnado-, quedando reflejada su impronta tanto en el ámbito académico y cultural como en la vida cotidiana y social.

Se inauguró el 21 de octubre de 1967 fruto del acuerdo entre los alcaldes Nicolás Maestre y Antonio Porta para resolver los problemas que la enseñanza de Bachillerato presentaba en ambas localidades debido al gran aumento demográfico de la época. Teresa Soler fue la primera directora y desde su apertura se convirtió en una referencia para la comarca, forjando una forma de ser y pensar en los 75.000 alumnos de Sax, Monóvar, Aspe, Novelda, Pinoso, Elda y Petrer que desde entonces han pasado por sus aulas para ser formados en la vida y los estudios por 500 profesores. Con el fin de conmemorar la efemérides se ha creado una comisión especial que, con la ayuda de la AMPA y la colaboración del Consistorio petrerense, ha montado una exposición temática que se inaugurará el 9 de febrero, a las ocho de la tarde, en el Forn Cultural.

Con ella se pretende rendir homenaje a todos los alumnos, profesores y personal de la administración y servicios que forman parte de la historia viva del Azorín. Mediante un recorrido visual y didáctico se podrán reconocer las señas de identidad de un centro caracterizado por actividades como el día del libro, la comisión de convivencia, el teatro, el proyecto Rally de Erasmus +, la semana clásica y la celebración de los días especiales, la «francophonie» así como los viajes y graduaciones.

Hasta el 26 de febrero, de lunes a jueves de 18.30 a 20.30 horas, se mantendrán expuestos los collages en los que el visitante podrá reconocerse cuando era alumno así como orlas y fotos de grupo.

Pero también hay objetos antiguos como microscopios, probetas, mapas, boletines y hasta se ha recreado un pequeño salón de actos donde se proyectarán películas de aquellos años en los que las chicas ocupaban el pabellón derecho y los chicos el izquierdo.

El Azorín tiene mucho pasado pero también mucho futuro. Precisamente el centro está ahora inmerso en obras para modernizarse y mantener sus puertas abiertas, al menos, otros 50 años más.