Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil han abierto dos líneas de investigación para tratar de identificar a los autores de la decapitación de dos muflones, cuyos cadáveres aparecieron durante la mañana del domingo en el cauce del río Vinalopó a su paso por Sax.

Los dos ejemplares -macho y hembra de un peso superior a los 40 kilos- fueron encontrados por un senderista de la localidad en el paraje de El Regatillo, en las inmediaciones de la Colonia de Santa Eulalia, siendo ambos abatidos por disparos de bala tal y como este diario adelantó el domingo.

Las pesquisas del Seprona apuntan bien a cazadores furtivos o bien a cazadores «legales» que podrían haber participado en la montería realizada el pasado fin de semana en la Sierra de Biar. En este caso se abatieron decenas de arruís y muflones, con la oportuna autorización y supervisión de la Conselleria, para mantener controladas las colonias de estos bóvidos y evitar que terminen causendo daños agrícolas y forestales.

Quienes participan en estas cacerías pueden llevarse las cabezas como trofeo pero están obligados a hacerse cargo del resto del cuerpo. En tal caso suelen pagar los costes del transporte hasta las zonas donde las piezas abatidas sirven de alimento a carnívoros. El punto más próximo desde la Sierra de Biar se encuentra en Alcoy, donde hay una colonia de buitres.

Si los hechos han sido cometidos por cazadores furtivos estaríamos ante un delito condenado por el Código Penal. Pero en el otro supuesto la conducta podría ser considerada simplemente una acción incívica, y la sanción quedaría reducida a una infracción administrativa con multa.

Las cabezas de los muflones son muy apreciadas como trofeo de caza. Por conseguir un ejemplar «medalla de oro» pueden llegar a pagarse hasta 10.000 euros con autorización y más de 15.000 euros sin ella; mientras que para los «bronces» los precios oscilan entre los 2.000 y 3.000 euros.