El cambio de hábitos relacionados con el consumo tiene un impacto favorable en los comerciantes del Mercado Central. En estas nuevas costumbres prima la calidad y los alimentos saludables frente a los más grasos. Y aunque siguen buscando precios que les aseguren llegar a fin de mes, los fieles al mercado de Elda saben que encuentran un valor añadido en los que se llevan en el carro: son frescos, con parámetros de calidad garantizados y a un precio justo.
El gusto por lo sano ha llegado a las cestas de la compra de los eldenses. Los charcuteros del mercado indican que sus clientes han dejado de lado los alimentos más grasos como el salchichón o el chorizo para dar paso al jamón de york o al pavo. Han detectado que son más exigentes y que reclaman información sobre los alimentos. Preguntan si llevan gluten o no, y sobre todo «lo que más les preocupa son los alérgenos», apostilla el charcutero.
De la misma opinión es el tendero de la fruta y verdura. De familia de agricultores cuenta cómo el cliente demanda un buen producto y fresco recien llegado de la huerta. Y la calidad lleva implícita un mayor precio. El sabor, el olor y el tiempo que permanece en la nevera en un buen estado son los valores que los asiduos al Mercado Central valoran frente a las hortalizas de un menor precio.
Los carniceros apoyan esta opinión. Sostienen que «nuestros clientes saben que en el mercado existe un buen producto», a lo que añaden que, «claro que piden precio pero saben, que cuando vienen al mercado lo que compran es calidad y que aquí siempre la obtienen».
Estudios sobre los cambios alimenticios han avanzado que los consumidores han aumentado la compra de pescado y han reducido la de carne. Aunque esta última sigue manteniendo una buena presencia en la cesta de la compra. Es un hecho que se constata en el mercado. Las nuevas tendencias nutricionales ponen en la picota a las carnes más rojas o procesadas en favor de los animales marinos. En las pescaderías apuntan que se ha incrementado el consumo de pescado, tanto el azul como el blanco, y sobre todo el de filetes como el emperador.
Los sábados y los viernes, el Mercado Central de Elda es un hervidero de clientes, la mayoría de ellos amas de casa o jubilados. Ante este paisaje, el lamento de los comerciantes es que no existe un relevo de gente joven que aparezca por los pasillos en busca de las exquisiteces que los distintos puestos ofertan. Los pequeños empresarios exploran la clave que atraiga a los de menos edad a llevar sus cestas en el mercado.
Los clientes más jóvenes que todavía se entretienen buscando el mejor de los tomates o solomillos que llevarse a casa son hijos de la clientela más fiel. Mantienen una tradición familiar pero han variado la forma de acercarse a este espacio municipal. Llegan seducidos por el sabor de los productos del mercado que ponen en las mesas sus suegras o sus madres. Pero no esperan su turno mientras hablan con las vecinas de los últimos acontecimientos de la ciudad. Acuden al puesto con la lista de la compra a primera o a última hora de la mañana para dejársela al comerciante. Algo más tarde pasan a recogerla. Apenas se entretienen en la tarea de comprar.
Que el Mercado Central de Elda sea más atractivo para los clientes más jóvenes es uno de los retos que se ha marcado el presidente de la asociación de comerciantes, Salvador Suárez y su directiva. Y para ello precisan que los puestos que se mantienen cerrados se abran con nuevos emprendedores. Savia nueva que aporte nueva clientela y para ello diseñan un plan que, en breve, quieren presentar al alcalde, Rubén Alfaro. En los últimos años se han levantado las persianas algunos de los que permanecían cerrados pero es necesario que esté al 100% de su ocupación.
