El sonido de las salvas al cielo anunciaba a las ocho de la mañana de ayer la llegada del «día grande» de las fiestas de Petrer, el día en el que la imagen de la Virgen del Remedio bendice a su pueblo en una procesión muy participativa que, año tras año, renueva la fe que los petrerenses profesan por su Patrona desde 1683.

Pero la jornada dio para mucho y antes hubo pasacalles de la Asociación Musical Virgen del Remedio y de la Sociedad Unión Musical, juegos infantiles, eucaristía en la iglesia de San Bartolomé, el baile de los «nanos y gegants» que tanto gusta a los niños en la Plaça de Baix, la espectacular mascletà desde los jardines alcalde Vicente Maestre Juan -antiguos jardines de la Explanada- y la santa misa; el acto previo a una solemne procesión que finalizó pasadas las nueve y media de la noche, con el canto de la salve Regina, una vez que la «Marideu del Remei» volvió a presidir el altar. Y contemplando la imagen en silencio hubo quien susurró un pequeño poema que Enrique Amat dedicó a la Patrona: «De Petrel, Madre y Señora/ aleja tristes pesares/ y sean estos lugares/ mundo,/ brillantes como una aurora./ Tu mirada, que enamora/ serene todo el ambiente/ para siempre, mi Señora./ Este pueblo de Tí vive/ felizmente enamorado./ ¡No habrá, pues, nada en él/ que lo aleje de tu lado¡».

Pero la jornada de ayer también trajo novedades. Si el año pasado fue Cruz Roja la encargada de encender la mascletà, este año ha sido el turno de Cáritas, de la mano de su presidente Ramón Piqueras, a quien acompañaron Mari Carmen Rico y Alberto Montesinos, pregoneros de las Fiestas Patronales de 2015 y 2016. Un pequeño detalle en el «día grande» de Petrer.