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Pinoso

Un prodigio para la NASA

La extraordinaria capacidad biomecánica del «dragonet» quiere emplearse en la exploración espacial

Un prodigio para la NASA

La población de salamanquesa común, geco, dragón o «dragonet», como se le llama en Pinoso, está cada vez más amenazada por el desarrollo insostenible del ser humano. Este inofensivo reptil, que pertenece a una familia diferente a la de lagartijas, lagartos y salamandras, no goza de simpatía alguna entre la población por los falsos mitos y leyendas que han lastrado su imagen a lo largo de los siglos. Pero su mala fama puede cambiar a partir de ahora porque la Agencia Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, la NASA, está analizando sus extraordinarias características biomecánicas para poder aplicarlas en la exploración del sistema solar.

Los estudios sobre la «Tarentola mauritanica», que es su nombre científico, se están centrando en la cualidad única que posee, entre todos los vertebrados, de poder caminar por paredes verticales lisas e, incluso, por el techo. Es capaz de moverse hacia arriba, hacia atrás, e incluso al revés en cualquier lugar. En un primer momento se pensó que se debía bien a las almohadillas que tiene en las patas cubiertas de pelos muy finos, o bien al uso de un sistema de ventosas o reacciones químicas que podían producir una adherencia que ninguna otra especie animal puede conseguir. Sin embargo, los últimos experimentos han permitido descubrir que lo que emplea el «dragonet» es un complejo sistema de enlaces iónicos que genera una atracción atómica entre sus extremidades y la superficie por la que se desplaza. «Parece ciencia ficción pero no lo es. Los científicos de la NASA han llegado a la conclusión de que los átomos de sus patas pueden fusionarse con los átomos de la pared o el cristal», ha indicado el biólogo José Carlos Monzó, técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Pinoso. Precisamente hace unos días descubrió en el Aula de la Naturaleza, mientras realizaba tareas de limpieza junto a un grupo de voluntarios, un curioso caso de autotomía de un «dragonet». Es decir, de autoamputación de la cola para poder escapar de sus depredadores y la posterior regeneración del miembro desprendido. Otra sorprendente cualidad de estos reptiles que rondan los hogares pero que no pican, ni escupen, carecen de veneno y tampoco dejan calvo al que los toca, como todavía creen los mayores de algunas zonas rurales. Tampoco se comen la ropa pero sí las polillas que están en ella.

El ejemplar encontrado tiene además la peculiaridad de que la cola se le ha bifurcado en el extremo. «Algo que -según explica Monzó- se ha producido porque cuando se regenera la cola ya no se desarrolla el hueso o las vértebras. La cola tiene hueso, que es la prolongación de la columna vertebral del geco, y si esa cola regenerada sin hueso se vuelve a partir, o bien otro animal le da un mordisco, ya no volverá a crecer por ese punto. Sólo lo hará a partir del hueso».

Son insecticidas naturales muy eficaces -les encantan los mosquitos, los gusanos y las cucarachas- pero la gente les tiene miedo y los mata. También es la única especie de lagarto con cuerdas vocales y hasta puede hacer gorjeos para llamar a sus compañeros y alertarles de cualquier peligro.

El Medio Vinalopó siempre fue un buen hábitat para su desarrollo y, de hecho, en Pinoso siempre ha existido una importante colonia. Pero la situación está cambiando y resulta cuanto menos paradójico que sus propiedades permitan al hombre, que lo está exterminando, conquistar nuevos mundos.

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