Los embajadores viven en la jornada del 8 de septiembre uno de sus días más intensos de los Moros y Cristianos de Villena. Primero con la Embajada del cristiano al moro y más tarde con la Conversión.

La fortaleza es el escenario natural donde se celebran los parlamentos entre los moros y los cristianos, tanto el del día 6 como el de ayer. El decorado natural sumerge al espectador en los tiempos del medievo y otorga a las embajadas villenenses una singularidad que hace que sean muchos los vecinos de otras poblaciones quienes cada año acudan a disfrutar de la representación histórica. El numeroso público tomó asiento improvisado en la explanada de la Atalaya y en el vial que la circunda y que aporta una vista espectacular del acto.

Dos veteranos embajadores, el cristiano, Rafael Hernández, le insistió con el don de su palabra al moro, Juan Ferri, para que entregará la plaza sin utilizar la fuerza, pero el discurso diplomático no consiguió su cometido y fueron los arcabuceros quienes tuvieron que emplearse a fondo con la pólvora para que el bando de la media luna dejara las almenas. Entonces, las banderas de las siete comparsas de este bando, que ondeaban junto a la Mahoma abandonaron las almenas, mientras los arcabuceros llenaron de pólvora los aledaños del castillo.

El grupo de embajadores, pertenecientes a las comparsas más veteranas de las fiestas de Villena -Moros Viejos y Cristianos-, consigue en cada una de las representaciones superar el buen sabor de boca que dejaron el año anterior.

Tras meses de ensayos logran que las dos representaciones históricas que se celebran en la fortaleza sean unas de las joyas del cargado programa de actos. Pero Villena también despidió ayer a La Mahoma» tras ganar el castillo el bando cristiano. Así comenzó la cuenta atrás para que finalicen los Moros y Cristianos.

Antes de su marcha a Biar, al finalizar el parlamento entre el embajador cristiano y el moro, el alcalde de Villena, Javier Esquembre, le entregó la Mahoma al alcalde de Biar, Julio Sanjuán. El traspaso de La Mahoma de una población a otra se ha convertido en un rito. El 12 de mayo Biar se despide de uno de sus signos culturales y festeros más arraigados y lo deja en manos de sus vecinos. Y lo mismo sucede el día 8 de septiembre en Villena.