Tras la cruenta batalla acaecida en la tarde de ayer en el Castillo de la Atalaya las huestes de la media luna tomaron Villena. Del estruendo de los arcabuces se pasó a la celebración de la victoria, cuando en una de las almenas del castillo se vislumbró la efigie de Mahoma, símbolo del bando moro, que permanecerá en la fortaleza hasta mañana, cuando una nueva lucha se librará entre las huestes cristianas y moras por el poder de la ciudad. Entonces, los cristianos reconquistarán el Castillo y la efigie de Mahoma, como marca la tradición, se entregará al pueblo de Biar.

El acto de la primera Embajada comenzó a las cinco de la tarde en la plaza de Santiago, con la concentración de los arcabuceros de las catorce comparsas para iniciar el camino hacia el castillo, cada bando- el moro y el cristiano- por un itinerario distinto para confluir en la fortaleza. La pólvora y el estruendo de arcabuces se extendieron por toda la población, señales anunciadoras de que el enfrentamiento era inminente y de que nadie debería de permanecer impasible.

En una explanada abarrotada de público el embajador moro -Abel Conejero- llegó a la fortaleza a lomos de un caballo para iniciar la escenificación de la conquista de la población por las huestes musulmanas con un saludo de cortesía y pidiendo al embajador cristiano la cesión de la plaza «con todas sus fortalezas, sus castillos y murallas» y en pago de ello «conservaré vuestras casas» dijo. Asimismo, le amenazó sentenciando: «Elige lo que quisieres o rendirla o entregarla, sin quimeras ni disputas, o experimentar mi saña».

Como era de esperar, el embajador cristiano -Vicente García- despreció los ofrecimientos del representante de la media luna en instó a la lucha «cuerpo a cuerpo, lanza a lanza» lo que provocó la cólera del moro insistiendo en que vengaría el desprecio reduciendo la plaza a cenizas y esparciendo entre las huestes de la cruz la muerte.

Tras las duras palabras comenzó la lucha entre moros -Moros Viejos, Moros Nuevos, Bando Marroquí, Moros Realistas, Moros Nazaríes, Moros Bereberes y Piratas- y cristianos -Estudiantes, Marinos Corsarios, Andaluces, Labradores, Ballesteros, Almogávares y Cristianos-.

Tras despreciar el embajador cristiano -que interpretó Vicente García- la propuesta del moro, comenzó la batalla en el castillo de la Atalaya, concluyendo con la victoria del bando de la media luna y la efigie de Mahoma presidiendo la fortaleza.

Capitulaciones

Después, se leyeron las capitulaciones por las que a los habitantes de Villena se les respetaría su lengua, tradiciones y religión, pero debían entregar parte de sus cosechas a los nuevos señores del lugar y, de este modo, festeros de la comparsa de Labradores escenificaron la entrega de parte de sus bienes al bando moro, vencedores de la primera batalla.

La lucha por el dominio de la fortaleza villenense se reanudará mañana, a las doce de la mañana, en la embajada del cristiano al moro. Será entonces cuando las huestes de la cruz reconquisten la plaza. Las Embajadas están consideradas como el acto fundamental de las fiestas de Moros y Cristianos. En el caso de Villena, existe documentación de 1843 que indica que existían dos comparsas, una de moros y otra de cristianos, y en ese mismo año se construyó un castillo de madera para representar la lucha.