El desfile dedicado a los más pequeños en Villena, el denominado de La Esperanza, no dejó indiferente al público, puesto que a pesar de un calor sofocante, la gracia festera infantil afloró en cada paso, en cada compás, en cada baile y en cada avance de los casi tres mil niños que participaron y el público distribuido por la avenida Constitución y las calles Joaquín María López y Corredera reconoció el buen hacer de los pequeños festeros que aplaudiendo al grito de «guapos». Fue una mañana de hidratación, miles de botellines de agua se repartieron entre los pequeños para que no sufrieran una lipotimia y también de abanicos y gorros para paliar las altas temperaturas.

No obstante, el desfile de La Esperanza es uno de los más esperados dentro del calendario festero puesto que los niños, tras semanas de ensayos, pisan las calles principales de la ciudad con decisión, demostrando su valía festera y haciendo las delicias de grandes y pequeños. Así las carrozas se llenan de colorido y sonrisas de los infantes acompañados por sus padres.

Sobre las doce de la mañana de ayer y tras la misa infantil, la Regidora Infantil de Fiestas, María Rodríguez, junto a los embajadores infantiles, Iñigo Ruiz y Francisco López, iniciaron el desfile desde las inmediaciones del colegio Salesiano. Tras ellos el bando moro, encabezado por los festeros de la comparsa de Moros Viejos que mostraron la alegría de los pequeños al desfilar a pasodoble.

El amarillo, el rojo y el verde se adueñaron de las calles con el paso de los boatos de los Moros Nuevos, luego llegaron los avances de la comparsa Bando Marroquí acompañada por un boato especial- niños vestidos de indígenas haciendo piruetas- por la celebración de ciento cincuenta años de existencia.

El temple y serenidad de la marcha mora vino con el grupo de percusión que acompañó a los pequeños de la comparsa de Realistas. También Nazaríes y Bereberes demostraron la solemnidad de su paso acompañados por sus respectivos grupos de percusión. La participación del bando moro la cerró la alegría de la multitudinaria comparsa de Piratas, cuyos pequeños no pudieron resistirse a realizar las volteretas y piruetas características de estos festeros.

Los pequeños de la comparsa de Estudiantes fueron los encargados de abrir el bando Cristiano, con una participación jovial y alegre. Tras ellos, los componentes de las comparsas de Marinos Corsarios, Andaluces moviendo sus navajas y madroños, Labradores, Ballesteros, Almogávares y los Cristianos con sus tradicionales avances en forma de cruz.

Misa de la Juventud

Antes del desfile de La Esperanza en la iglesia de Santiago tuvo lugar la Misa de la Juventud en honor a las Patrona de Villena, Nuestra Señora de las Virtudes.

En el transcurso de la misma, los embajadores infantiles llevaron a cabo la «Conversión Infantil», donde el representante del bando de la media luna abandona su fe para convertirse al cristianismo acompañado de su homónimo de la cruz.

Tras la «Conversión», los socios infantiles de la comparsa de Moros Viejos sacaron a hombros a la Patrona por la puerta de la iglesia. En la plaza, los alféreces infantiles de las catorce comparsas comenzaron con el ruedo de banderas en honor a la Virgen al son del himno nacional, y después se interpretó el pasodoble «La Morenica», compuesto por Manuel Carrascosa.

Cuando la Patrona apareció en la puerta del templo se vivió uno de los momentos más emotivos, cuando los aplausos hacía «La Morenica» rompieron el silencio.