Villena vibró con La Entrada el primer gran desfile de las fiestas de Moros y Cristianos declarada de Interés Turístico Nacional en 2015, en la que la comparsa Bando Marroquí -los Marruecos- rememoró su historia, su origen con un boato conmemorativo del 150 aniversario de su fundación. Así la comparsa de Ballesteros que celebra los 50 años de su constitución sacó en este desfile tres banderas: la de los Árabes, comparsa que le precedió, la del año 60 y la bandera conmemorativa del 25 aniversario.

Con un intenso calor participaron más de diez mil festeros, de catorce comparsas- siete del bando moro y siete del cristiano, así como ciento veinte bandas de música. Un desfile que arrancó, como marca la tradición, a las cuatro de la tarde desde la Calle Nueva con los acordes del pasodoble La Entrada del compositor villenense Quintín Esquembre interpretados por la Banda Municipal de Música de Villena. Del silencio solemne antes del inicio del pasodoble se pasó a la euforia colectiva tras los primeros sones. Escuchar los acordes al paso de la Banda Municipal es uno de los momentos más emotivos que viven los villenenses que no dudan en tararear sus compases, móvil en mano, para no perderse detalle, para inmortalizar el momento más mágico que se puede vivir en la localidad, ya que saben que la fiesta es imparable, que un año más está en la calle y que es momento de disfrutar. El desfile se prolongó más de seis horas.

Tras la banda, los estandartes de las siete comparsas del bando moro, precedido por el de la Junta Central, aparecieron en la calle Corredera. Después, el boato del embajador Moro y su cortejo dieron inicio al desfile de Moros Viejos, con sus plumas negras al viento y llenando de intensidad y alegría las calles con el rojo del raso de sus pantalones. Después lo harían los Moros Nuevos y, tras ellos, el Bando Marroquí.

Las escuadras especiales dieron el toque de distinción y elegancia en un gran desfile. La marcha mora inundó cada rincón al paso de Moros Realistas, seguidas por Moros Nazaríes y Moros Bereberes, quienes mostraron la solemnidad del reino de la media luna. La alegría desbordada, las volteretas y las ganas de fiesta llegaron con la comparsa de Piratas, la más numerosa de las fiestas con más de dos mil socios. Durante más de una hora la Calle Corredera y la Avenida Constitución se llenaron de una marea de blanco, rojo y negro, colores de la comparsa y el público animó a los Piratas al grito de «voltereta, voltereta» para que sus socios deleitaran con estas piruetas tan características de la comparsa, que sólo ellos saben hacer y que tanto gustan.

Cruz

Después fue el turno para las huestes de la Cruz que entraron por la Corredera con la alegría y organización de los Estudiantes, una comparsa grande pero con un desfilar ágil. Le siguieron Marinos Corsarios, Andaluces y Maseros. Así, la noche cayó sobre la ciudad. Con los arcos encendidos llegaron los Ballesteros que este año celebrarán sus bodas de oro y lo harán a lo grande hoy en La Cabalgata, después los Almogávares y cerrando la comparsa de Cristianos, al grito de «Salid niñas al balcón, porque vaís a ver pasar de Villena lo mejor», tal y como reza la letra de su pasodoble «Cristianos de Villena». Este año en la tribuna municipal, acompañando a las Regidoras y a la corporación estuvo la diputada de Podemos Rita Bosaho. La edil de Turismo, Mercedes Menor, reconoció que este año ha sido difícil realizar acciones promocionales encaminadas a ser reconocidas las fiestas como de Interés Turístico Internacional o traer a la tribuna invitados de renombre para conocer los Moros y Cristianos debido a que las celebraciones se desarrollan durante la semana y no en días festivos.