Maya espera tumbada y tranquila a la entrada de Urgencias del Hospital de Elda a que salga su dueña. Allí observa cómo unos entran y otros salen a través de unas puertas que ella no puede traspasar. Desde el domingo pasado que ingresaron a su dueña en el hospital de Elda por un ataque de apendicitis que precisó una intervención de urgencia, Maya sólo se ha apartado de la entrada cuando su dueño, Andrés Iniesta, padre de la paciente, la saca a pasear. La historia de Maya es la de un perro cualquiera pero la fidelidad a su dueña la ha convertido en un ejemplo. Llegó a casa de los Iniesta con dos meses y el sábado cumplirá 2 años. «Es una más de la familia» cuenta su dueño, que ve con orgullo como su mascota es el centro de atención del Hospital. Al mismo tiempo, Sandra desde su habitación explicó a INFORMACIÓN que la perrita fue «un regalo de Reyes» y desde aquel momento se han hecho inseparables.

Padre e hija volvían a Barcelona desde Granada de pasar las vacaciones cuando el dolor que la joven de 22 años sufría desde el día anterior no remitía sino que aumentaba. La señal en la autovía A-31 de: Hospital de Elda les hizo desviarse de su camino para una consulta médica. Entró en Urgencias y allí decidieron que debía ser intervenida. Su padre se quedo a su cuidado y Maya se sentó en la acera del Hospital. Era domingo por la mañana y desde entonces aguarda a que su dueña aparezca por la misma puerta.

Para Sandra es normal que su mascota le espere. La joven explica que «lo mismo hace en Barcelona. Yo entro a cualquier establecimiento y ella me espera en la puerta». Su padre comenta que «es una perra que está educada, pero yo creo que intuye lo que está pasando y se está comportando con paciencia».

Con su tranquilidad y su templanza se ha ganado el cariño de todo el personal del hospital. Le dan golosinas y otros dulces, la acarician, hacen fotos o juegan con ella... y Maya ni se inmuta, acepta todas las carantoñas de buen grado ya sean del personal sanitario o de los pacientes que hasta allí llegan. Algunos vecinos de Elda le han brindado a Andrés una habitación en su casa o hacerse cargo del can mientras dura la hospitalización de su hija. El padre les da las gracias pero afirma que él debe cuidar de Sandra y que el perro está donde debe: «Esperando a su dueña». Andrés está encantado y sólo teme que igual «la están malcriando». Además, se muestra tranquilo ya que no le faltan cuidados a Maya ni a Sandra. A su hija el personal sanitario no sólo le mantiene informado de su estado de salud sino de las muchas atenciones que recibe Maya mientras le muestran fotos de su fiel can.

La historia de Maya ha desbancado de las conversaciones la sesión de investidura de Mariano Rajoy. Parece interesarles más el cariño de la perra a sus dueños que las disputas entre los políticos.