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La memoria de agua en el Alto y Medio Vinalopó

Norias, puentes, acueductos, canales y neveros se hallan en estados muy dispares

Son muchas las construcciones relacionadas con el agua y con el río Vinalopó que se mantienen en pie en la orografía y hablan del pasado agrícola de sus municipios. Áxel Alvarez

El patrimonio cultural del agua del Alto y Medio Vinalopó marca las tierras de las comarcas que llevan el nombre del rio que las surca. En sus margenes se agolpan norias, acequias, presas, puentes, neveros, lavaderos, molinos y canales que hablan de unas tierras, que pasaron en un siglo de mantener un carácter agrícola a engrandecerse gracias a la industria, sobretodo a la del calzado.

El agua era vital para las tierra del Alto y Medio Vinalopó y sus habitantes y las canalizaciones necesarias para su economía. Así las presas, las acequias y los acueductos siguen presentes en la orografía de los términos municipales. Mientras norias y pozos de nieve se mimetizan con el paisaje agrícola, y en algunas ocasiones incluso en el urbano, otras construcciones se yerguen desafiando el paso del tiempo como la presa del pantano de Elda. Algunas yacen enterradas entre las edificaciones que se han comido la huerta eldense como la acequia de abajo que partía del castillo hasta llegar a la huerta o los pozos artesianos en Villena que se profundizaron en busca de las aguas ocultas en el subsuelo.

Éstas ciudades que vivieron en los siglos pasados pendientes del río y de sus beneficios le dieron la espalda cuando las grandes industrias llegaron. Así su patrimonio se ha visto durante años espoliado, dañado y deteriorado por el abandono sufrido durante décadas.

Éste es el caso de Elda, que en pleno siglo XX, el paisaje fabril e industrial zapatero fue ganando terreno y alejando al río Vinalopó y a su entorno desde destino económico de la ciudad. Pero, también en aquellos años, algunas empresas se beneficiaron de su fuerza hidráulica, tal es el caso de las fábricas de luz de El Chorrillo y el Monastil, que todavía hoy se conservan junto al río Vinalopó.

Precisamente en Elda, el patrimonio del agua de Elda espera ser protegido en breve. Muchos de los elementos que tienen que ver con la prosperidad que antaño proveyó el río Vinalopó a la huerta eldense figuran en el catalogo de Espacios y Bienes Protegidos pendientes de aprobar.

En el caso de Villena, la ciudad sigue volcada en el beneficio que le aporta el agua y es ingente el patrimonio que en las huerta y tierras agrícolas de la cabecera del Alto Vinalopó se observan: pequeñas norias casi abandonadas, acequias y un sinfín de pozos artesianos. De hecho, la comunidad de Regantes de la Huerta y Partidas en su centenario afloró, a través de una exposición, el gran patrimonio cultural del agua de la ciudad.

Otro de los ejemplos de la mayor concienciación sobre el patrimonio hídrico de estas tierras es la conservación de la canalización aspense de cerca de 15 kilómetros de longitud que está incluida en el vigente catálogo municipal de conjuntos y edificios protegibles de 1986. Las famosas conducciones y acueductos del siglo XVIII del paraje natural Los Algezares que servían para llevar el agua de Aspe a Elche, obra del arquitecto aspense José Gonzálvez de Coniedo, van a ser objeto de una completa intervención de expertos en diferentes materias de la Universidad de Alicante. El objetivo es evaluar su situación real y elaborar una propuesta para mejorar su estructura.

En el caso de Petrer, el acueducto de San Rafael declarado BIC, Bien de Interés Cultural, se reparó, se limpió y se consolidó para futuras generaciones. Pero no corren la misma suerte otros de los vestigios del pasado del agua que al encontrarse fuera de los entornos urbanos sufren con frecuencia pintadas como la presa del pantano de Elda o el Canal de los Belgas, una canalización que llevó el agua desde Sax a Alicante y que se encuentra en desuso.

La presa de Elda es quizás una de las obras de ingeniería más importantes de este patrimonio. De la presa primitiva únicamente se conservan los estribos, ya que fue derruida por la riada la 1793. La presa escalonada, realizada en sillería y de mucha menos altura que fue fabricada entre a finales del siglo XIX.

En Monóvar, se encuentra el acueducto de Safareig, uno de los más antiguos. Destaca por su estado de conservación, con sus dos arcos de medio punto.

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