La huestes del metal llegaron a Villena y ocuparon cafeterías, supermercados, tiendas y, sobre todo, terrazas. Las 14.000 almas, que según la organización llegaron al municipio durante todo el festival no sólo arrasaron en la ciudad, también se dejaron ver poblaciones cercanas como Biar, donde algunos de ellos pernoctaron o en los hoteles de Elda. Hasta Almansa (Albacete), a 41 kilómetros de Villena, había llegado algún cliente con la camiseta de Ironmaiden y sus larga melena.

Además del llenazo en establecimientos hosteleros, también los pisos en alquiler, que se han habilitado en el mercado para albergar a los llegados para el evento así como las camas en viviendas particulares colgaron el cartel de «completo» dos semanas antes de que se iniciase el festival.

Cuando Leyendas acaba de apagar las luces todavía es pronto para hablar en frío de cifras y de impacto económico así como del beneficio que el certamen aporta a la ciudad de 35.000 habitantes. Pero, desde la organización ya se anunció antes de que se iniciase el evento que Villena precisa de una mayor oferta habitacional si el festival sigue creciendo a este ritmo. El gerente de Sufriendo y Gozando, empresa promotora de este festival, afirmó que el aumento de público se cifraba en un 12 por ciento con respecto al año anterior. Para Rubio son «cifras modestas» pero marcan la tendencia de que Leyendas crece poco a poco pero se consolida como uno de los referentes del rock.

Desde que el certamen dedicado a los nostálgicos del rock duro llegara a Villena, cada año las cifras de asistencia van en aumento. De hecho, en el día de apertura, con entrada gratuita, más de 25.000 personas cruzaron los arcos de iniciales del polideportivo. Casi no cabía una aguja en la marea que acudieron a ver a uno de los clásico del festival: Los Mojinos Escozios. Incluso los accesos por carretera llegaron a colapsarse.

En total, cuatro días intensos de rock en estado puro para todos los gustos. Cuatro jornadas de doce horas intensas de este género musical que se cerraron ayer con una de las bandas estrellas de esta edición: Helloween.

Buena convivencia

La ciudad parece responder de forma positiva a esta «invasión» de melenas y cuerpos tatuados. Pero no faltan ojos que se quedan clavados en las «pintas» de algunos de ellos o señoras de avanzada edad que en la caja del supermercado les pregunten «cuando te piensas cortar en pelo». En general, la convivencia entre los llegados de diferentes puntos de España y quienes viven en Villena es pacífica y cordial.

Después de años compartiendo espacio en agosto, primero con Aupa Lumbreiras y, ahora, con Leyendas, a nadie le pilla de susto la indumentaria de los reyes del metal. Por otra parte, los «heavys», sobre todo los que ya peinan canas, se dedican a hacer turismo, a ver la ciudad y a comer en buena mesa. Los de menos poder económico optan por el «cerveceo» en las terrazas y por los menús rockeros que han creado multitud de restaurantes locales y por comprar sombrillas y sillas de la playa para resguardarse del sol y mejorar el descanso en la zona de acampada.

A la multitud de españoles llegados de cualquier punto del territorio español se sumaron aficionados a este tipo de música de 70 países diferentes, entre ellos de Sudáfrica o Nueva Zelanda.