El reloj de sala del siglo XVIII de la denominada escuela del «Orejón» de Villena ha recuperado su color original tras un minucioso proceso de restauración llevado a cabo por la villenense Virtu Rosillo. Así, los visitantes del Museo Arqueológico José María Soler podrán contemplar esta pieza singular.

El conjunto fue realizado por Pedro Navarro en 1750, en una de las dos escuelas relojeras de la ciudad, y en octubre de 2012 cedida al Ayuntamiento por el también villenense Julio Guillén, tras adquirirla en la ciudad valenciana de Paterna.

«El proceso de restauración ha consistido en recuperar la pintura original del reloj tras haber sido sometido a procesos generalizados de repintados -hasta cuatro capas sucesivas- a lo largo de los años», explicó la restauradora, Virtu Rosillo. El reloj fue pintado al temple y se le aplicó una capa de goma laca que con el paso del tiempo oscureció los elementos decorativos. No obstante, tras el trabajo de restauración se ha llegado a la policromía original. «Ha sido un trabajo realizado concienzudamente por Rosillo por lo que los visitantes podrán contemplar el reloj tal y como se creó en el siglo XVIII», subrayó la directora del museo, Laura Hernández.

Además, se han reintegrado los volúmenes que faltaban de las figuras de los «mirones», y se han modificado las cuerdas del péndulo de material sintético por cáñamo trenzado y los tiradores de las puertas. Así se ha eliminado la peineta de delfines que coronaba la esfera del reloj, al no ser un elemento de la obra original.

El reloj de sala es de madera con los elementos propios de la escuela local; con una esfera metálica, el mascarón -la cara de una persona que mueve los ojos y saca la lengua cuando el reloj marca las horas- y junto a éste dos cajas, donde aparecen dos «mirones» y todo ello coronado por un autómata que se mueve también cuando marca las horas.

«El conjunto está en buen estado de conservación, el mecanismo funciona y si se le da cuerda sigue marcando las horas», explicó la restauradora, Virtu Rosillo. No obstante, la dirección del Museo Arqueológico ha optado porque no esté en funcionamiento de forma continuada para evitar daños en la pintura.