Pinoso afronta una nueva campaña del Voluntariado Ambiental, una iniciativa que nació en 1997 con el objetivo principal de prevenir los incendios forestales. Entonces la tarea principal de los «duendes» protectores del monte era la vigilancia, pero con el tiempo sus funciones se han ampliado, resultando claves para el desarrollo de relevantes proyectos de recuperación ambiental.

La docena de voluntarios inscritos hasta el momento realizan sus tareas por las mañanas, de lunes a viernes, y los fines de semana las amplían también a la tarde. Llevan a cabo vigilancia, desbroce, reparaciones, limpieza, rescate de fauna, información y educación ambiental bajo la coordinación de dos monitores contratados por el Ayuntamiento.

Pero cuando la alerta de incendios es máxima, es decir Alerta 3, se centran casi exclusivamente en la vigilancia y prevención de incendios, cubriendo para ello rutas y estableciendo puntos fijos de observación.

La limpieza de cañas en el cauce del Prado para evitar su excesiva proliferación y que el agua circule evitando estancamientos; la identificación de flora y fauna; la recogida de animales heridos; detección y limpieza de puntos de vertidos y apoyo al personal del área de Medio Ambiente son otros cometidos que desarrollan.

La concejala de Medio Ambiente, Silvia Verdú, elogia su labor «porque además de vigilar desempeñan otros trabajos que repercuten muy positivamente en la conservación del entorno natural y lo hacen de manera altruista». Y, como es habitual, la formación de los voluntarios ocupa un lugar importante en los dos meses de campaña. Los cursos de identificación de mariposas, primeros auxilios y astronomía son los más llamativos de este año.