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La cárcel de Villena ofrece cada día 80 menús para los musulmanes por el Ramadán

La prisión modifica sus horarios de cocina para dar de comer a estos internos solo cuando anochece

Anochece en la cárcel de Villena en pleno Ramadán. carlos rodríguez

La cárcel de Villena ha tenido que variar sus habituales horarios de cena y los menús que se sirven a los internos musulmanes para que éstos puedan cumplir con el ayuno del mes del Ramadán. Hasta el próximo miércoles 80 de los 140 presos islámicos confinados en la prisión disponen de un permiso especial para comer sólo cuando anochece. Durante el «mes sagrado» su religión les impide ingerir cualquier tipo alimento, incluida el agua, ni mantener relaciones sexuales desde el alba hasta la puesta del sol.

Esta medida se repite todos los años cuando llega el noveno mes del calendario musulmán. Quienes profesan la religión de Alá y gozan de buena salud lo comunican a la dirección penitenciaria y quedan exentos de desayunar y comer por el día. La libertad religiosa y de culto es uno de los derechos fundamentales de la Constitución Española y en la prisión de Villena se han acogido a este derecho 80 reclusos. Entre ellos un par de mujeres y Hassan El Haski y Youssef Belhadj, dos de los yihadistas que en 2004 participaron en los atentados del 11-M y siguen cumpliendo condena en el Módulo de Aislamiento de Villena.

La mayoría proceden de Marruecos y Argelia, aunque dos de ellos son españoles. En cualquier caso se trata de una decisión voluntaria a la que algunos renuncian por motivos de salud antes incluso de iniciar el Ramadán. Otros lo abandonan a mitad porque la dieta de abstinencia es muy dura. Algo que unido a los calores de estas últimas semanas ha hecho que varios de ellos sufran mareos, debilidad y desvanecimientos.

Mientras todos los reclusos acuden a los comedores de sus módulos, los musulmanes permanecen en el patio y sólo acceden a la hora de cenar. De este modo aguardan a que el sol se haya ocultado para aplacar la sed y el hambre en el comedor o en sus celdas.

Reciben la ración correspondiente a las tres comidas del día, si bien se suele prescindir de la carne y, por supuesto, de cualquier tipo de alimento que proceda del cerdo. Predominan las verduras y las ensaladas, el pan, los productos lácteos, la fruta, los dátiles y la harira, que es una sopa tradicional marroquí elaborada a base de ternera, tomates y legumbres. Sin embargo, en estas fechas la carne se sustituye por garbanzos y aunque la harira se consume todo el año, su alto poder nutritivo la hace muy apropiada para el «iftar» o la ruptura del ayuno en este proceso purificador. Una vez finalizada la cena los presos orientan sus rezos hacia La Meca mientras recitan los versos del Corán. También se les permite que se lleven a las celdas alguno de los alimentos envasados servidos en el menú para que los tomen de madrugada antes de que despunten los rayos del sol.

Este año el Ramadán comenzó el 6 de junio y finalizará el próximo 6 de julio, pero en la prisión se asume con absoluta normalidad.

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