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José Francisco Hernández: «Rescatar a una persona de la muerte es lo más grande que hay»

Acaba de regresar del campeonato europeo de policías y bomberos con cinco medallas

José Francisco Hernández: «Rescatar a una persona de la muerte es lo más grande que hay»

Cinco medallas en las cinco pruebas disputadas. Oro en escalada, plata en dominadas y remo y bronce en pulso y cuerda. El bombero de Elda José Francisco Hernández Marchante ha logrado un registro difícil de superar en los VI Juegos Europeos de Policías y Bomberos celebrados en Huelva con 4.000 participantes y un nivel muy alto. Tiene 49 años, es escalador deportivo del Club Alpino Eldense desde hace 27, bombero desde hace 19, autor de la guía «Escaladas de Alicante», instructor de bomberos y posee en casa decenas de trofeos de campeonatos nacionales y autonómicos de escalada.

¿Es usted un superbombero?

Jajaja -se ríe- sólo soy un bombero al que le gusta lo que hace.

También le gustan los retos...

Sí, siempre me han gustado. Ponerse metas es la mejor manera que cualquier persona tiene de mejorar en cualquier actividad que haga. Y aunque no se alcancen solo con intentarlo se avanza.

¿Profesión o vocación?

Bueno, yo soy bombero por vocación, apasionado de la escalada y profesionalmente me siento muy afortunado de formar parte del Grupo de Rescate de Montaña del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante. A este equipo pertenezco desde que se creó hace once años y puedo asegurar que es uno de los mejores de España tanto en personal como en medios.

¿Y de sus once años de trayectoria con qué se queda?

Con el momento en el que consigues salvar la vida a una persona que está al borde de la muerte. Eso es lo más grande que hay, una experiencia muy difícil de explicar.

¿Qué rescate es el que más huella le ha dejado?

El de una madrileña de 35 años que realizó un salto base con paracaídas desde la cima del Peñón de Ifach y chocó contra la pared. Tuvo mucha suerte y no cayó al vacío. La tela del paracaídas se enganchó milagrosamente en una piedra y permaneció cinco horas en una situación límite, a 200 metros de altura, hasta que pude llegar hasta ella y salvarla.

¿Y qué se siente en ese momento?

Nada. Era una de las vías más difíciles del Peñón y los rescatadores tenemos que estar muy concentrados en esos momentos y no dejarnos llevar por los sentimientos. Pero sí recuerdo que cuando conseguí sujetarla se me abrazó y rompió a temblar y a llorar y me dijo: «eres la persona que más me he alegrado de ver en toda mi vida». Y ahora que lo recuerdo -confiesa- es cuando no puedo evitar emocionarme aunque de aquello ya han pasado cinco años.

También habrá corrido riesgos en alguna intervención...

Pues sí. Este año llevamos más de 80 rescates en montaña y los momentos más peligrosos han sido algunas aproximaciones con el helicóptero alfa de la Diputación para llegar al lugar donde está el herido. En esos instantes el gruista, el enfermero y los dos rescatadores que vamos en el helicóptero dependemos de la pericia de los pilotos, que son excelentes.

¿Y qué opina su mujer de su trabajo y de la escalada?

Con ella empecé a escalar en 1989 y a ella le debo todo lo que soy y todo lo que he conseguido.

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