Obras de arte del diseño y la confección son los trajes que lucen las capitanías de las nueve comparsas de Elda. Cada año la originalidad, la vistosidad, el colorido y la calidad de los tejidos aumenta. En este caso la silenciosa competencia de los cargos festeros por lucir las galas más elegantes y novedosas está contribuyendo a crear un extraordinario acervo artístico, histórico y festero en forma de trajes de capitanes y abanderadas. Un tesoro que, por desgracia, tiene fecha de caducidad porque cuando acaban los cinco días de Moros y Cristianos los vestidos se guardan en los armarios, y ya nunca más se lucen en la calle. Y ello a pesar de que son tres las galas que cada abanderada y capitán suelen emplear. Una para la Entrada Cristiana, otro para la Mora y la de las Guerrillas. Y en algunos casos incluso hay capitanías que disponen de un cuarto traje exclusivo para la Retreta. En el caso de los cargos infantiles suelen ser dos y el más bonito se reserva para el Desfile Infantil.

La mayoría se confeccionan en Elda o Villena y, por término medio, el precio por cada atuendo supera los 4.000 euros. Nunca se ha hecho en la ciudad una exposición con el legado festero que se guarda en los armarios. Así que la única manera de disfrutar con la contemplación de estos tesoros festeros es presenciar los festejos o acudir a la iglesia de Santa Ana porque, al finalizar la Santa Misa, es tradicional que todas las capitanías posen en el altar para la «foto de familia». Una estampa irrepetible.