El sol se abrió paso entre las nubes amenazantes del mediodía cuando se detuvo el tiempo en Petrer porque empezaba la Entrada Mora. Eran las cinco y media de la tarde y los Moros Fronterizos abrían el desfile desde el hervidero de nervios y emociones en el que se convirtió, un año más y una Entrada menos, la histórica calle Brigadier Algarra.

Todo estaba dispuesto y miles de personas aguardaban en sillas, tribunas y balcones el paso triunfal de las tropas de la media luna por el itinerario de costumbre, desde Leopoldo Pardines hasta la calle Constitución a través de País Valencià, Gabriel Payá, Cánovas del Castillo, San Bartolomé y de nuevo País Valenciá.

Bajo el cielo azul de una tarde primaveral comenzaba el espectáculo. Con un gran incensario, escoltado por la bizarra guardia fronteriza con las banderas y el escudo de la comparsa, se presentaba el boato en la calle. Pero unos metros antes avanzaba la carroza infantil de la comparsa, la representación del futuro garantizado de la fiesta en Petrer. Y tras los niños un heraldo, con la llamada de timbales y trompas, anunciaba lo que todos esperaban y lo que estaba por llegar. Una gran puerta, un arco con diferentes elementos de la cultura islámica, simbolizaba precisamente la Entrada de las tropas moras a la villa, a la antigua medina de Petrer. Y para festejarlo el ballet del estudio Beth-lehem, con la contagiosa marcha mora «Ximo», ganándose al público con la sensual danza de sus bailarinas.

Pero a los Moros Fronterizos no podía faltarles ayer, en su gran día, el respaldo de los pueblos fronterizos. De ahí la presencia en el boato de la villa de Sax, representada por la bandera de la comparsa de Turcos; de la ciudad de Elda, con la comparsa de Moros Musulmanes; de Agost con los Moros Nous y de la ciudad de Novelda con los Árabes Omeyas. Todos ellos desfilando con la marcha mora «Ropería Ximo», obra del contestano Francisco Valor Llorens, brillantemente interpretada por la Agrupación San Antón de Elda.

La estampa hablaba de la fusión de culturas del Vinalopó pero si algo caracteriza a los Moros Fronterizos es la gran aportación de sus festeras a la comparsa y, por ende, a la celebración patronal. Por eso el último bloque fue protagonizado por mujeres, que parecían levitar por las calles repletas de público con los juegos de luces de los rayos del sol en sus doradas vestimentas. La exclusiva marcha «L'Entrà dels Moros», compuesta en 1914 por el alcoyano Camilo Pérez Monllor, marcó el elegante colofón de un boato que el presidente de la entidad, José Joaquín Reig Torregrosa, calificó con dos únicas palabras: «espectacular y emotivo».

Pasó la comitiva por la calle Leopoldo Pardines arrancando la última ovación cuando, a lomos de dos preciosos caballos, aparecieron cabalgando Eduardo Iborra y Elisabet Mira. El capitán y la abanderada que han protagonizado el «momento amor» de estas fiestas en una comparsa fundada en 1973 que simboliza, curiosamente, el amor de un barrio por su pueblo.

Ambos contrajeron matrimonio el sábado, al finalizar la Entrada Cristiana, ataviados con sus mejores galas festeras, en la iglesia de San Bartolomé, con la villa sometida a la media luna y el patrón San Bonifacio presidiendo el altar.

El acontecimiento no pasó inadvertido para sus filas, cuyos cabos derrocharon una especial complicidad con el público bajo los acordes de las piezas «Als Fronterizos», «Jamalajan», «Llanero y president», «Als Musulmanes», «Als Bereberes», «Voluntat de fer», «Al presidente», «Éxodo», «Habibi», «Marroc d'Onil», «Hititas», «Ximo», «Als Ligeros», «Guardia Jalifana» y la extraordinaria marcha «Moros Españoles» interpretadas por la Colla Musulmanes y la Asociación Musical San Antón de Elda, la Unión Musical y Artística de Monóvar, la Asociación Musical Virgen del Remedio de Petrer y la Sociedad Instructiva Musical Sones de Sax. Faltaban quince minutos para las siete de la tarde cuando los Moros Fronterizos culminaban el desfile en la calle País Valenciá. Llegaba entonces el momento de las felicitaciones y los emocionados abrazos de la capitanía de 2016 a la de 2015 y a la de 1991 así como a los integrantes de las filas Musas, Niñas Sueltas, Zegríes, Jenízaras, Nadimas I y Nadimas II, Quraysh, Arabisas, Almanzores, Walkirias, Mahdíes, Raissas, Hititas, Asirias y Hammadíes, Negros Batutsi y Fika Tayfas.

Pero tras el paso de los Fronterizos quedaba mucha fiesta y mucha Entrada en Petrer. Fueron entonces apareciendo por el itinerario, una tras otra, las comparsas de Moros Nuevos, Moros Beduinos, Moros Viejos y Berberiscos por el bando de la media luna. Y a las siete de la tarde inició su recorrido el bando cristiano con los Labradores al frente seguidos por Vizcaínos, Marinos, Tercio de Flandes y Estudiantes, que este año han sido los encargados de clausurar la Entrada Mora pasadas las nueve y media de la noche.

Los pequeños petrerenses tienen su Desfile Infantil en las vísperas de la celebración pero también participan en las Entradas Mora y Cristiana. De hecho, ayer las diez rodelas -niñas que acompañan a la abanderada y al capitán y que en los alardos realizan unos pasos de danza rituales- volvieron a acaparar protagonismo saludando con sus manos abiertas desde el palanquín. Una experiencia que nunca podrán olvidar Carla Cuevas del Olmo, de los Moros Fronterizos; Lyra María Vidal Campello, de los Moros Nuevos; Malena Torres Aguilar, de los Moros Beduinos; Natalia Romero Fenoll, de los Moros Viejos; Aitana Gómez Martínez, de los Berberiscos; Isabel Maestre Muñoz, de los Labradores; Adara Villaplana Mira, de los Vizcaínos; Leire Díaz Pla, de los Marinos; Celia Alarcón Pérez, del Tercio de Flandes y Lucía Cobo Muñoz, de la comparsa de Estudiantes. El futuro de una fiesta que tiene mucho pasado en Petrer.