Apoteósico fue el momento en el que los capitanes, abanderadas y rodelas de 2015 y 2016 alcanzaron el ensanche del Derrocat durante el participativo y conmovedor Desfile de Honor. El público de las tribunas, puesto en pie, le dedicó a los cargos festeros una ovación que todavía fue más intensa cuando accedieron a la plaça de Baix, donde miles de festeros de las diez comparsas los aguardaban para testimoniarles su cercanía, cariño y admiración entre aplausos y vítores que se prolongaron mientras daban la tradicional vuelta para recoger al predicador de camino a la iglesia de San Bartolomé. Quizá por eso está considerado uno de los actos más carismáticos y entrañables de los Moros y Cristianos de Petrer. Momentos irrepetibles que dan un hondo sentido a la fiesta.

En el cielo había nubes pero la temperatura acompañaba y a las diez y media de la mañana los festeros ya habían sembrado de bullicio las calles del centro. Los pasodobles no paraban ni un instante en los jubilosos acompañamientos desde los domicilios de los capitanes y abanderadas. Media hora después de comenzar el Pasacalles General de Comparsas daba comienzo el colorista Desfile de Honor, con los festeros desfilando uno tras otro y ocupando ambos lados de la calle para dejar que las capitanías se lucieran en el centro. Finalizaba el acto pasadas las doce y media y comenzaba la Santa Misa en honor a San Bonifacio, Mártir. Su imagen presidía el altar mayor y los cargos festeros ocupaban las primeras filas cuando el reverendo Herbert Agnelly Ramos López, vicario parroquial de Santa Ana de Elda, se dispuso a oficiar la eucaristía exaltando la figura del patrón de Petrer, que esta tarde regresará a su ermita tras cinco días de Moros y Cristianos llenos de momentos irrepetibles.