A ambos lados de la avenida del Mediterráneo se observa como las gasolineras luchan por atrapar al conductor para que llene el depósito de su vehículo. Pero, la saturación de estaciones de servicio es sólo visual ya que algunas de ellas cerraron en los primeros años de la segunda década del siglo XXI, cuando «el lleno por favor» se convirtió en un artículo de lujo por el alto precio de los carburantes. Tres echaron el cierre y allí quedaron el edificio y los surtidores abandonados. V. P.