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Filigranas sobre la piel a golpe de máquina

La máquina de picar se asemeja a la de aparar, pero la cantidad de agujas con distintas formas y tamaño que perforan la piel hace que quien se enfrenta a una de ellas necesita una precisión milimetrada en el trabajo. Un error cuesta caro. Una vez perforada la piel, si el corte no ha sido el adecuado ya no se puede enmendar.

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