El tambor gemía sordo en las calles negras y mudas de Aspe. Sólo había luz para el Cristo de la Buena Muerte que avanzaba austero, entre esquinas y plazas, sobre los hombros de cuarenta orgullosos costaleros. En el cielo aspense la primera luna llena de primavera y en las caras de los cofrades gestos de sacrificio, devoción y fe.

A las once en punto de la noche daba comienzo la Procesión del Silencio del Jueves Santo y en la primera hora del Viernes Santo finalizaba. Las luces del centro del pueblo se apagaron y solo las llamas de las velas alumbraban con su baile el solemne paso del Cristo. Las calles estaban repletas de niños, jóvenes y mayores pero el respeto era profundo y la admiración compartida. Nadie quería perder de vista la impresionante imagen que el artista valenciano José Romero Tena esculpió en el año 1941. Fue un encargo de María Botella Botella que la cedió a la Archicofradía del Santísimo Cristo. La anterior talla, otra obra de arte, llegó al pueblo en 1920 pero fue destruida en la Guerra Civil.

La Basílica de Nuestra Señora del Socorro, principio y fin de la procesión, fue también punto de partida para los cientos de fieles que siguieron los pasos del Cristo de la Buena Muerte rezando el Via Crucis en un emotivo recogimiento. Un momento de hondo sentir solo roto por el agónico sonido de las cornetas anunciando estación.

Con la luna Santa de la Semana llena de fe expiró en Aspe el silencioso recorrido del Cristo. Era ya Viernes Santo cuando la Guardia Pretoriana rompía filas y las autoridades locales, los miembros de la Junta Mayor y los presidentes de todas las Cofradías y Hermandades se despedían. La procesión había terminado. Satisfacción y pena.

Amanece Viernes Santo

A las ocho de la mañana del Viernes Santo arranca en Aspe la Ceremonia del Encuentro y Procesión del Camino del Calvario. Desde la Basílica partirá en procesión la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, acompañada por los penitentes y la Magdalena y escoltada por la Guardia Pretoriana. Será en la avenida de la Constitución donde tenga lugar el Encuentro de San Juan, Santa Verónica y Dolorosa y la representación viviente de las Marías y la Verónica, tras el cual comienza la procesión. Y por la tarde, tras finalizar los Santos Oficios en la Basílica a partir de las cinco, se desarrollará el Via Crucis con la Soledad y a las siete la Procesión del Santo Entierro.