El Ayuntamiento de Villena ha iniciado un estudio sobre el impacto de los olores en la ciudad, encaminado a detectar la procedencia del pudor que padece la población y su relación con los ciclos climáticos anuales. El estudio costará alrededor de 30.000 euros, y el Consistorio ya ha invertido 20.000 euros en los sensores olfatométricos .

La concejala socialista Isabel Micó afirmó que todas las medidas adoptadas para paliar el mal olor en la ciudad son bien recibidas por su grupo. Sin embargo, recordó que Vaersa -la empresa que gestiona la planta de residuos sólidos urbanos- se comprometió a pagar los sensores olfatométricos como medida compensatoria por la llegada a la población de basura de la Vega Baja. «No obstante Vaersa no ha aplicado ninguna de las medidas compensatorias prometidas ni se ha informado sobre cuándo dejará Villena de recibir basura de la Vega Baja», subrayó Micó.