Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

valle del carche

Murcia parla valencià

La Generalitat incluye al Valle del Carche por primera vez en las ayudas de promoción del valenciano para intentar garantizar su supervivencia

Murcia parla valencià

A seis kilómetros de Pinoso y tras atravesar curvas continuas en medio de un paraje netamente rural se encuentra la pedanía de Raspay, en el término municipal de Yecla, Murcia. «Bon dia». Extrañado, un vecino que rehúsa ofrecer su nombre, afirma que aunque sean las 12 del mediodía de una jornada fría pero soleada, la gente del pueblo no sale a la calle. Indica, cambiando continuamente su expresión entre el valenciano y el castellano, que a la entrada de la pedanía hay un bar, pero este miércoles está cerrado.

A doscientos metros se encuentra la plaza, la iglesia y el consultorio médico. Con escasas palabras en castellano y señas, una de las muchas vecinas inglesas de Raspay señala a Ambrosio Rico, esta vez sí, un residente de toda la vida que no duda en iniciar el debate con una convicción muy firme: «Hay que mantener el valenciano». Con una enorme sonrisa y sobre su tractor, matriculado, como no, en Murcia, indica que la lengua en esta zona ya es una mezcla entre el valenciano y el castellano y para ello, el testimonio de algunas expresiones. «No decimos poma, aquí es manzana, y al zagal le llamamos zagalet», detalla.

En esta pedanía en concreto residen 91 personas, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pertenece al llamado Valle del Carche, compuesto por los municipios murcianos de Jumilla, Abanilla y Yecla, limítrofes con Pinoso y Algueña, en Alicante.

La Generalitat Valenciana anunció hace tan sólo una semana, a través de la Dirección General de Política Lingüística, que incluirá por primera vez las localidades murcianas en las ayudas de promoción del valenciano. Para ello se ofrecerán clases gratuitas en Yecla o Pinoso destinadas a los residentes del Valle del Carche. El objetivo de esta iniciativa es el mismo que comparten los vecinos de estas poblaciones: que el valenciano no se pierda.

«Hablando con un chico catalán me preguntaba las diferencias al hablar y le decía nosotros a la azada le decimos "axaeta" y al pájaro "coliflare", le resultaba muy curioso», señala Ambrosio.

Cien metros más arriba de la plaza viven Etelvina Vidal y José Ferri. Amablemente responden y no dudan en decir que sus antepasados son alicantinos y se sienten más cerca de la provincia que de Murcia. «Los primeros que vinieron, hace siglos, eran aragoneses-catalanes, incluso nos han visitado de medios catalanes preguntando esta cuestión», recuerda Etelvina. Sobre los orígenes del valenciano en esta zona, la vecina explica que el Valle del Carche pertenecía al Marqués de Rico y no formaba parte de Murcia sino de Monóvar.

La procedencia del valenciano en esta zona también se encuentra en la emigración de valencianoparlantes de la comarca del Medio Vinalopó a esta zona en busca de nuevas tierras de cultivo. Tal como recuerda la Asociación Terres del Vinalopó, cuando la Comunidad Valenciana recuperó la oficialidad del valenciano y lo introdujo en su sistema educativo, en la zona de El Carche no se aplicó ninguna de estas medidas dado que la región pertenecía a Murcia. La asociación volvió a proponer recientemente el reconocimiento de la lengua valenciana en esta zona. En este sentido entiende que se podía considerar la posibilidad de declarar el valenciano hablado en Yecla, Jumilla y Abanilla como un Bien de Interés Cultural de tipo inmaterial.

Diferencias

«Jo ja no sé ni com parle». Detrás de la puerta de su casa, ocultándose de la cámara fotográfica, María, otra de las mujeres mayores de Raspay declara que después de más de 40 años viviendo en esta pedanía ya se siente murciana. María, como también reconoció antes Ambrosio, apunta que el valenciano de esta zona se habla de forma «chapurreada». No obstante, todos coinciden en que difiere mucho del que se escucha en Alicante y añaden que tiene, quizás, más similitudes con el catalán que con el valenciano.

«Ves, nosotros no decimos "més cap avant", si no "més p'avant"». En la entrada de su restaurante y tras una breve conversación, Arturo Navarro, confiesa que al escuchar a un cliente hablar valenciano y otro castellano se decanta sin dudarlo y de forma involuntaria por el primero de ellos. «No debe perderse, en casa hablo valenciano con mi nieto porque en el colegio no tiene asignaturas para poder aprenderlo», afirma Arturo, quien recuerda que hace dos décadas se suprimió el centro escolar en esta zona. Asegura que la educación es fundamental para que la lengua perdure pero reconoce que en esta pedanía como en otras ya no hay niños o se desplazan a los colegios de Yecla.

«Nos separan de Alicante 800 metros», detalla el propietario del restaurante mirando la sierra de El Carche por la ventana. No lo dice, pero deja implícito que siente sus raíces más cerca de Pinoso que de Yecla. «Claro que se tiene que estudiar inglés pero el valenciano también, sin obligar a nadie, pero se tiene que mantener», repite mientras atiende a sus clientes.

Fronteras inútiles

El Valle del Carche se sitúa en la frontera que divide Alicante y Murcia, una línea geográfica que no dice nada, en opinión del profesor de Historia Moderna de la Universidad de Alicante, ahora jubilado, Mario Martínez. «Aquí se juntan dos mundo culturales, el valencianoparlante y el castellanoparlante, esta es la única diferencia» ya que en una y otra provincia «la gastronomía y tradiciones son las mismas», detalla el profesor.

Martínez destaca la «magnífica naturalidad» con que se habla valenciano en El Carche, un valenciano, según apunta, «muy puro». «El predominio de la lengua se observa en la gente mayor, que se expresan en valenciano, los jóvenes son bilingües claro, pero se da la circunstancia de que entre ellos en muchas ocasiones suelen hablar en castellano», explica. El profesor universitario además apunta que la situación que se da en Pinoso en relación a la lengua, y por extensión en el Valle de El Carche, es muy positiva, donde se evidencia ese intento por no perder las señas de identidad y ello se vive con total normalidad.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats