Las fiestas de Sax en honor a San Blas entraron ayer en su recta final cuando el bando moro comenzó su andadura desde la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción hasta la ermita. Tras ellos, las comparsas de cristianos escoltaron el paso de San Blas. Era la vuelta a casa, la antesala del punto y final a los Moros y Cristianos.

El paso de las comparsas por las estrechas calles del casco antiguo durante el acto de la Subida del Santo fue en una pequeña celebración por todos y cada uno de los rincones. Los arcabuceros son recompensados con un aperitivo para recuperar fuerzas entre disparo y disparo. Así hasta que San Blas llega a la ermita.

En la plaza, los Amigos de San Blas dieron a la talla la tradicional «vueltecita al santo» antes de posarlo en tierra para que los festeros pudiesen saludarle mientras la banda interpretaba el Himno Nacional. Cuando el alcalde de Fiestas comenzó a ordenar la formación de tropa, los festeros reverenciaron al patrón antes de que entrase de nuevo en la ermita.

Desfile y embajada

Por la tarde, la comparsa de Cristianos fuel la encargada de abrir el desfile que concluyó en la plaza del Ayuntamiento. Mientras el bando moro se dirigió al castillo de embajadas para comenzar la Embajada del Cristiano, en la que el bando de la cruz recuperó el control de la fortaleza que perdió la jornada anterior. Después de su debut del día anterior, el embajador de la cruz, Rafael Gil aplacó, de nuevo, sus nervios para medirse frente al moro. Era el momento de arrebatarle de sus manos la fortaleza y con ello, la tan deseada plaza para Alagoneses y Caballeros de Cardona, Sax. Y como manda la tradición, así fue.

Después del intenso parlamento, festeros, vecinos e invitados se encaminaron a los cuartelillos para disfrutar de los últimos momentos de los Moros y Cristianos, que hoy finalizan con el desfile de Nuevos Capitanes.

Las cálidas y primaverales temperaturas del inicio de los Moros y Cristianos de Sax descendieron ayer hasta que el termómetro llegó a las más habituales de estas fechas, las de San Blas. Per esto no amilanó a los festeros que a lo largo de las jornadas particparon de forma masiva e intensa en cada uno de los actos y en esta penúltima tampoco fallaron.