Multitudinaria y participativa fue ayer la procesión del patrón de Sax. La población vivió con fervor el día grande de las fiestas, con la celebración de la onomástica de San Blas. Fue una jornada repleta de actos y que marca el ecuador de las fiestas de Moros y Cristianos que se prolongarán hasta mañana. Los sajeños arroparon a San Blas en su paseo por las calles de la localidad durante la procesión, con una emoción palpable entre los vecinos a su paso. Una devoción que no distingue entre moros y cristianos.

En dos bloques compactos las comparsas, que pertenecen al bando de la cruz por un lado y los de la media luna por otro, acompañaron a la talla, que recibió vítores de sus fieles a lo largo del recorrido. La suelta de paloma fue uno de los momentos más emotivos del acto religioso.

Sax contó en la jornada de ayer con tres invitados especiales. Uno de ellos venía de la mano de la comparsa de Turcos y es el embajador de Turquía en Madrid, Ömer Önhon. En la tribuna de autoridades, le escoltaron cuatro agentes de la USECIC de la Guardia Civil.

También acudió a la cita con las fiestas de Sax, el alcalde la ciudad hermana de Alagón, José María Becerril y el de Cardona, Ferran Estruch. Población ésta última con la que Sax comparte historia.

Embajada cristiana

El atardecer marcó el inicio del desfile de comparsas y la entrada del embajador cristiano, un desfile precedido por las Damas y Reinas de la fiesta, seguidas de los festeros del bando moro, comenzando la comparsa de Moros, seguida de Marruecos, Turcos y Árabes Emires.

Después fue el turno del bando cristiano, iniciándolo los Caballeros de Cardona y tras ellos Alagoneses, Garibaldinos y Cristianos.

Tras la Entrada, el bando moro recogió a su embajador, Antonio Richarte, para iniciar la embajada y conquistar del castillo ubicado en la plaza de Cervantes.

En la representación, el embajador moro solicitó hablar con el jefe del castillo para proponerle que entregase la plaza con su fortaleza, castillo y muralla, con el pacto de conservar las casas del lugar. Advirtió que si el cristiano se aventuraba a luchar, la fuerza del sultán caería implacable sobre su pueblo con la conquista, algo que, como marca la tradición, terminó por suceder.

La embajada del día de San Blas de 2016 fue muy especial para el embajador cristiano, Rafael Gil, que se estrenaba en este acto. La plaza Cervantes, momentos antes del parlamento estaba a reventar esperando el debut del representante de la cruz. Al finalizar, el público asistente ovacionó la actuación de los dos embajadores.

El cristiano, emocionado, recibió la felicitación de los festeros de todas las comparsas y se fundió en un abrazo con sus amigos por su buena actuación. Esta tarde le tocará contraatacar para rescatar la fortaleza de las manos de los moros. Pero hasta que llegue ese momento, Sax está tomada por las banderas de la media luna y la «Mahoma» preside el castillo de embajadas.