Descubiertos, sin armas y con guantes de gala. Así desfilaron ayer con gesto sobrio y paso solemne los festeros de las escuadras Moras, Cristianas y Contrabandistas durante la emotiva procesión de La Purísima.

La imagen de la patrona de Monforte del Cid cruzó el pórtico del templo parroquial a las nueve de la noche para recorrer, a hombros de los Contrabandistas y arropada por miles de fieles, las históricas calles de una población que la venera desde el siglo XVIII, cuando el obispo de Orihuela sustituyó al tradicional patrón San Jaime por La Purísima, partiendo la primera soldadesca en honor a la patrona el 8 de diciembre de 1769 en una procesión que se ha ido repitiendo desde entonces hasta nuestros días.

Historia, tradición y muchas lágrimas, también anoche, cuando los músicos interpretaron el «Himno a Monforte del Cid» o el «Himno a la Purísima» de los maestros Juan Manuel Molina Millá y Luis Molina Millá. Y cuando la imagen regresó de nuevo al templo antes de la medianoche un gran castillo de fuegos iluminó el Portichol en el penúltimo día de las Fiestas de Moros y Cristianos; la jornada más intensa en la que, desde las ocho y media de la mañana, se sucedieron los actos sin apenas tiempo para descansar. Primero la Santa Misa y la Misa Solemne, luego el Desfile de los Reyes y Capitanes, a continuación el acompañamiento al templo, posteriormente el Desfile General, la Guerrilla, la Arenga y Embajada Cristiana y el Desfile de Bajada de las Guerrillas y, por último, la participativa y Solemne Procesión en una noche donde la temperatura fue mucho más suave que la registrada en los últimos años y a sólo dos semanas de la entrada del invierno.

Los Embajadores también se lucieron ayer en su despedida, al igual que los cabos y las escuadras moras y cristianas que este año han hecho un importante esfuerzo para renovar su indumentaria. El calor del mediodía animó a numerosos visitantes de la provincia a acudir a Monforte, entre ellos muchos británicos y alemanes, ávidos de presenciar la alegre energía de los Contrabandistas, el exotismo elegante de los Moros y el histórico paso de los Cristianos. Así es el rito tradicional que Monforte dedica a su patrona y con el que cierra el calendario de los Moros y Cristianos de la Comunidad.