La falta de entendimiento en las Embajadas llevó a Moros, Cristianos y Contrabandistas a dirimir sus diferencias en una batalla de arcabucería que tiñó de humo, fuego y estallido las calles del casco histórico de Monforte del Cid.

El programa de actos del tercer día de fiestas comenzó muy pronto, a las ocho y media de la mañana con la Santa Misa; le precedió el pasacalles que las tres comparsas iniciaron desde sus respectivas sedes para cortejar a sus Reyes y Capitanes, y desde la Casa del Consistorio hasta el templo parroquial para celebrar la Misa Solemne. Pero ayer fue un día de palabras y hechos, versos y pólvora.

La Arenga y Embajada de los Contrabandistas fue seguida al mediodía por gran cantidad de público que, sin embargo, desapareció de las inmediaciones del castillo cuando los arcabuces comenzaron a rugir a primera hora de la tarde. El ensordecedor estruendo de la batalla dio paso al relajante silencio cuando a las cinco en punto de la tarde comenzaba la Arenga y Embajada Mora. El acuerdo entre los seguidores de la cruz y la media luna no fue posible y sin acuerdo se desarrolló el Desfile y Bajada de las Guerrillas, el festejo con el que, ya de noche, se cerró el tercer día de los Moros y Cristianos de Monforte. Una jornada cargada de actos como la que hoy gira en torno a La Purísima, la venerada patrona de la localidad, en el día que supone la cuenta atrás para los festeros.