Primero le tocó el turno a la almendra, luego a la uva de mesa y ahora los ladrones van a por la oliva, un botín completamente inusual que ha causado sorpresa entre los agricultores y los agentes de la autoridad. De hecho, los delincuentes del campo nunca han mostrado predilección por este cultivo y por eso las sustracciones han venido siendo prácticamente anecdóticas. Sin embargo esta semana la Policía Local de Biar ha llevado a cabo tres actuaciones en relación a este asunto. El resultado ha sido la identificación de cuatro personas y la recuperación de 500 de los cerca de 1.000 kilos sustraídos.
El precio del aceite -actualmente en torno a los 3,80 euros el litro- y la gran cantidad de aceituna necesaria para obtener un beneficio razonable -el kilo ronda los 0,40 euros- ha llevado a los cacos a despreciar tradicionamente el llamado «oro verde». Máxime teniendo en cuenta la dificultad que implica perpetrar este tipo de hurtos en los que los autores quedan muy expuestos a ser descubiertos. Fundamentalmente porque es necesario recolectar el fruto a plena luz del día y en el propio olivar, accediendo con vehículos hasta la finca, colocando las telas debajo de los árboles y golpeando las ramas con las varas. Mucho esfuerzo y riesgo para el escaso valor que ofrece el botín. Sin embargo ya hay constancia de, al menos, cinco robos en el Alto Vinalopó a una semana de iniciarse una campaña que finalizará en febrero.
El pasado miércoles los agentes de la Policía Local de Biar sorprendieron a las doce del mediodía y «con las manos en la oliva» a tres hombres ocultos en una parcela de la partida de Canya. A los agentes les llamó la atención la presencia de un coche escondido entre los olivos y al dirigirse al lugar dos ladrones huyeron a la carrera, aunque posteriormente fueron localizados. Son vecinos de Villena de entre 20 y 35 años de edad y dos de ellos con antecedentes por delitos similares. Tenían doce sacos con 500 kilos de aceituna preparados para ser cargados en el coche pero la mercancía ya ha sido devuelta a su dueño. Ese mismo día hurtaron más de 300 kilos en una finca del paraje de Toll y por la tarde los agentes pillaron in fraganti, en La Lloma, a otro villenense cuando se disponía a cometer un hurto de idénticas características.