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El Plan (des)Confianza

Seis años después de que el expresidente Camps presentara su programa de inversión productiva sólo se ha ejecutado el 10% de los 99 proyectos aprobados en 49 municipios de la provincia

Estado de abandono que presenta el vertedero del Puntal del Búho de Elche, cuyas obras de clausura fueron abandonadas por la empresa contratista ante los reiterados impagos del Consell. ÁXEL ÁLVAREZ

El Plan Confianza que el entonces gobierno del PP del presidente Francisco Camps lanzó en 2009 en la Comunidad Valenciana sigue generando una enorme desconfianza seis años después. Sólo en la provincia de Alicante se autorizaron 99 proyectos a desarrollar en 49 municipios con una inversión prevista de 140.377.754 euros que debía salir íntegramente de las arcas autonómicas. Sin embargo, a fecha de hoy, sólo se ha ejecutado el 10% de las obras anunciadas mientras que los proyectos olvidados en un cajón, paralizados o pendientes de pago se cuentan por decenas.

Según los datos aportados por la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico, en el conjunto de las comarcas alicantinas son 10 las actuaciones que se encuentran paralizadas, 56 las que están teóricamente en ejecución aunque en algunos casos la fecha de finalización se sitúe en el 31 de diciembre de 2016 y otras 33 las obras que nunca comenzaron. Y ello a pesar de haber sido autorizadas e incluidas por el Consell para su financiación al 100% en el también denominado Plan Camps.

El origen del fiasco no es otro que la falta de los fondos públicos prometidos a los ayuntamientos en un momento en el que las cuentas de la Generalitat Valenciana ya estaban en números rojos.

Los gobiernos locales presentaron -en algunos casos sometidos a presión política- una lista con al menos un proyecto para acogerse a unas ayudas que imitaban al Plan E lanzado meses antes por el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Desde entonces han pasado casi siete años y persisten los problemas económicos y de adjudicaciones. De hecho, el 90% de esas obras o siguen coleando en la provincia por el abandono o quiebra de las empresas adjudicatarias debido a los impagos del Consell o no han comenzado, ni lo van a hacer. Es el caso de la mejora de las infraestructuras higiénico sanitarias en las playas de Alicante, el pabellón para la oficina de turismo de Biar, el acondicionamiento de zonas verdes en Bigastro, el aula de la naturaleza de Catral, la habilitación de la sede del Museo de Historia en Dénia, el sendero de pequeño recorrido de La Romana, el Conservatorio de Música de Novelda, la Ciudad Polideportiva y el centro de salud El Rabaloche de Orihuela, la cubrición de la pista de fútbol sala y la construcción de una pista de padel en Villena, el recinto para la Feria de Mayo y de Atracciones de Torrevieja, las instalaciones complementarias del velódromo de Sant Vicent del Raspeig y las mejoras en la biblioteca, adecuación del castillo-fortaleza y construcción de nuevas pistas en el polideportivo Gran Alacant de Santa Pola.

A pesar de las reticencias de muchos ayuntamientos -los más beligerantes fueron paradójicamente los gobernados por el PP como el de Monforte del Cid- el 31 de diciembre de 2010 el President de la Generalitat anunció la renovación del Plan Confianza en su discurso de fin de año. Era la apuesta personal de Francisco Camps «por impulsar el crecimiento de la Comunidad Valenciana, propiciar la creación de empleo, apoyar a los sectores productivos e incentivar el estímulo financiero para las empresas y la inversión en los municipios».

La iniciativa también fue diseñada en un momento estratégico que contribuyó a que el PP revalidara la mayoría absoluta en las elecciones de 2011. Pero al Plan Camps le faltó lo más importante: el dinero. Y sin recursos públicos las empresas adjudicatarias quebraron, abandonaron las obras a medio construir o ni siquiera las iniciaron por pura desconfianza en el Plan Confianza.

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