Sorprendidos se quedaron ayer los vecinos de Sax al ver al concejal de Medio Ambiente, Parques y Jardines podando con maestría las palmeras de la avenida Reyes Católicos. Javier Martínez dejó por unas horas su trabajo diario en el Ayuntamiento -es edil de Sax Importa y gestiona ocho áreas municipales- para subirse a las palmeras, a seis metros del suelo, y cortar las hojas sobrantes con extraordinaria rapidez y precisión, al tradicional sistema de trepa y con la única ayuda de su hacha corvillote y su cuerda sogón.
Quienes lo conocen saben que es un experto arboricultor que lleva desde los 18 años -ahora tiene 41- podando palmeras y árboles monumentales de toda España. Pero lo que muy pocos saben es el acuerdo altruista al que ha llegado con Fobesa, la firma concesionaria del mantenimiento de los parques y jardines de la localidad a la que le corresponde acometer este tipo de labores.
A cambio de su trabajo, por el que no va a cobrar un solo euro, Javier Martínez ha conseguido que la empresa adquiera 150 árboles de porte mediano y variedades autóctonas -olmos, madroños y tarays entre otros- para que sean plantados en diversos puntos del extrarradio del casco urbano. Concretamente en las proximidades del molino, el cementerio, las fontanas, la petanca, el parque del río y el lavadero. Son unos 3.000 euros los que el Ayuntamiento se va a ahorrar porque el concejal tiene previsto emplear unas 25 horas repartidas en cinco días -de 8 a 12 horas- para podar un total de 190 palmeras, a una media de cinco minutos por ejemplar. Algunas de ellas, como las de la plaza Cervantes y la del colegio de las Carmelitas, con doce metros de altura.
Javier Martínez cobra 1.275 euros brutos mensuales por una dedicación plena a la gestión de sus ocho concejalías, lo que implica siete horas diarias de trabajo municipal más la asistencia a plenos, comisiones, actos, visitas al entorno, conferencias y reuniones a cualquier hora del día de cualquier día de la semana. Incluyendo sábados y domingos. «Yo si estoy en política no es por dinero. Para mí ser concejal es una etapa transitoria en mi vida. Tampoco creo que deba cobrar por lo que estoy haciendo ahora. Lo hago porque soy palmerero y no quiero perder el oficio, y porque los sajeños se van a beneficiar si compagino mi trabajo en el despacho con mi trabajo de podador», ha explicado restando importancia a su iniciativa. Una tarea desinteresada que quiere repetir todos los años. «Si de esta forma consigo al final de la legislatura que en el pueblo se hayan plantado 600 árboles más, sin costarle nada al Ayuntamiento, ya me daré por satisfecho y me sentiré muy orgulloso de dejar ese legado ambiental a las generaciones venideras», añade un concejal que hoy volverá a subirse a las palmeras como lleva haciendo 23 años.
