David Juan Monzón es el nuevo embajador moro, tras su elección por parte de la Junta de Gobierno de la Junta Central de Moros y Cristianos de Elda. Integrante de la comparsa Las Huestes del Cadí es un enamorado de las embajadas y guerrillas de estas fiestas, que se viven intensamente en su casa desde su infancia. El comienzo de su cargo será el próximo 24 de enero de 2016 en el acto de proclamación de cargos que se celebrará en la iglesia de Santa Ana.
Hasta ahora se ha enfrentado al papel de emisario moro¿Está siendo difícil adaptarse al de embajador?
No es un papel fácil, pero después de meses de ensayo ya domino no sólo el texto, sino también los matices de la interpretación. No hay que olvidar que se trata de una representación.
¿Cómo le llega la posibilidad de ser embajador?
Ya había dicho que quería serlo y Damián Varea dejó el cargo las pasadas fiestas. Entonces llegó mi momento. Mi padre, durante un tiempo, fue emisario moro y en mi casa se repasaba el texto de la embajada. Se vivía de forma intensa, era el pan nuestro de cada día. Era algo que me ilusionaba desde pequeño.
¿Ya se sabía el papel antes de comenzar los ensayos?
Conocía el texto, pero no toda la interpretación.
En su papel de emisario ya pertenecía a la comisión de alardos y guerrillas de la Junta. ¿Ahora se han intensificado los ensayos?
Como emisario estuve un año junto a Damián, el anterior embajador moro y fue un placer y un honor trabajar con él. Como embajador, junto al resto de los compañeros, trabajamos durante todo el año para ensayar el papel. Al final es una de mis rutinas.
Cada embajador aporta su sello al acto, al papel, al texto ¿Cuál será el suyo?
Es cierto que la embajada recibe el sello particular de quien la dice. Para saber cuál le doy yo habrá que esperar a que llegue el acto y la interprete.
¿Además del cargo de embajador ha ostentado otro en el mundo de la fiesta?
Fui dos años capitán infantil de Las Huestes del Cadí y fue una experiencia que disfruté mucho.
¿Siempre ha pertenecido a esta comparsa?
Desde que nací. Siempre he vestido de verde. Mi familia es muy festera. De hecho, mi madre fue abanderada de la comparsa. Mi padre, primero participaba en la guerrilla, y después fue centinela, y así llegó la embajada a mi vida.
Las embajadas de Elda se han potenciado en los últimos años, pero no son multitudinarias como los desfiles¿Recomendaría a los jóvenes que hicieran un hueco en su agenda festera para ir a verlas?
Por su puesto. Es un acto lleno de color y de vida y además, el que le da sentido a los Moros y Cristianos ya que es la representación histórica de lo que ocurrió en la Edad Media. Es el guiño a todo lo que sucedió.
