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Villena

Los regantes rechazan reparar el embalse de San Diego al considerarlo un «gasto inútil»

La Junta Central de Usuarios propone construir tres balsas más pequeñas en la misma zona y destinar los 23,8 millones consignados a ejecutar la conexión con Cortes de Pallás

Los regantes rechazan reparar el embalse de San Diego al considerarlo un «gasto inútil»

La Junta Central de Usuarios del Vinalopó, Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baixa ha mostrado su rechazo a las obras de reparación del embalse de San Diego de Villena. Una actuación para la que Acuamed, la Sociedad Estatal de Aguas de las Cuencas Mediterráneas dependiente del Ministerio de Agricultura, ya ha consignado 23,8 millones a repartir en 2016 y 2017 para acabar con las filtraciones que han impedido poner en marcha esta gigantesca balsa, de 20 hectómetros cúbicos de capacidad, que supone el punto final del trasvase Júcar-Vinalopó.

Los responsables de la Junta Central de Usuarios no creen que sea «ni conveniente, ni necesario, ni interesante» sellar las fugas de agua de esta infraestructura en la que el Gobierno central invirtió 40 millones de euros para su fallida construcción. Es más, los responsables de los regantes lo consideran un «gasto inútil» por cuanto el agua que finalmente va a almacenar sólo podrá ser empleada para regar cultivos y nunca para el consumo humano. Una circunstancia que, unida a los índices de evaporación y al gasto energético necesario para trasladar los caudales desde el Azud de la Marquesa a Villena, elevará el precio del agua hasta hacerlo «prohibitivo» para los agricultores.

Así lo advertía ayer Ángel Urbina, portavoz de la Junta Central de Usuarios, para quien el embalse de San Diego dejó de tener «cualquier sentido y utilidad» cuando el Gobierno decidió cambiar la toma del trasvase desde la cabecera del Júcar, en Cortes de Pallás, hasta la desembocadura del Azud de la Marquesa, en Cullera. Una medida que ha condenado a la provincia a no poder recibir caudales aptos para el abastecimiento de sus poblaciones. De ahí que Urbina proponga ahora al Ministerio desechar la reparación del macroembalse de San Diego para construir, en el mismo lugar, tres embalses más pequeños, de seis hectómetros cúbicos, que permitan alternar el almacenamiento y distribución de aguas de riego y de abastecimiento. Y ello por si en un futuro se consiguieran recibir caudales desde Cortes de Pallás. En cualquier caso no es una propuesta nueva. Los regantes ya la trasladaron al Gobierno en 2011 cuando los técnicos descubrieron, en las primeras pruebas de carga, que San Diego perdía más de 120 litros por segundo por las filtraciones al subsuelo desde el fondo del embalse. Y, aunque la propuesta nunca obtuvo respuesta, la entidad lanza ahora una nueva. «Lo que debería hacer Acuamed -subraya Urbina- es destinar esos 23,8 millones que va a costar reparar el embalse a terminar el tramo 1 del trasvase para garantizar, así, la toma de agua del curso alto del Júcar. Eso es lo que se debería hacer por coherencia y sentido común», concluye y remarca el portavoz.

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