El Gobierno invirtió 40 millones en un embalse que lleva cuatro años parado sin ni siquiera haber podido entrar en funcionamiento. «Se construyó rodeado de misterio. No nos dejaban ni acercarnos para ver los trabajos. Y ese misterio sigue presente hoy porque, después del enorme despilfarro, nada sabemos de si se van a exigir responsabilidades por los graves errores cometidos», indicó ayer Ángel Urbina pidiendo por ello «transparencia y diálogo». J.C.P.G.