Los restos humanos hallados a mediados del pasado mes de agosto en una partida rural de Beneixama pertenecen a Antonia Díaz Sánchez, la mujer de 61 años de edad, casada y con dos hijos, que desapareció misteriosamente en la noche del pasado 6 de julio sin dejar rastro.
Las pruebas de ADN realizadas en el laboratorio de la Guardia Civil han permitido identificar los fragmentos óseos que un perro encontró en otro paraje y trasladó hasta la finca agrícola La Torre, situada a dos kilómetros del casco urbano de Beneixama. Fue allí donde unos trabajadores los encontraron el 16 de agosto, dando inmediatamente traslado a los dueños del terreno y al puesto de la Guardia Civil de Villena al percatarse de que podría tratarse de un cráneo humano. Extremo que el posterior examen forense confirmó, decidiendo los investigadores enviarlo a Madrid para someterlo a un estudio de ADN.
Fue en la mañana de ayer cuando agentes del Instituto Armado comunicaron a la familia de Antonia Díaz el resultado del análisis de las muestras biológicas. Una noticia que se extendió rápidamente por este tranquilo municipio del Alto Vinalopó, de apenas 1.800 habitantes, congregándose en el domicilio numerosos vecinos para solidarizarse con el marido de la fallecida y sus dos hijos, de 30 y 34 años, en un momento tan duro.
Si la desaparición fue misteriosa también lo ha sido la imposibilidad de localizar el restos del cadáver a pesar de las numerosas batidas de la Guardia Civil. Tampoco se halló rastro alguno en la amplia búsqueda llevada a cabo en los cuatro días tras la desaparición.
Fue el 9 de julio cuando las autoridades decidieron suspender el dispositivo tras los testimonios de varias personas apuntando la posibilidad de que la mujer hubiera abandonado su domicilio de forma voluntaria. Algunos de los testigos aseguraron entonces haberla visto sola y en un aparente buen estado de salud, caminando por Villena el mismo día de su desaparición. Una información que, al parecer, fue errónea.
