La Virgen de las Virtudes lució ayer en la procesión el manto del Pueblo, que fue restaurado el pasado año en el Instituto Valenciano de Conservación. La procesión que tuvo lugar ayer por la noche cerró los actos del día grande de las fiestas patronales de Villena. Así, a tan solo una jornada de que finalicen los Moros y Cristianos, la localidad celebró la festividad de su patrona y demostró el fervor a «La Morenica».

Cerca de las 19.00 horas, los festeros de las catorce comparsas comenzaron a pasar delante del trono de la Patrona para más tarde llenar las calles con el sonido de las marchas procesionales. «La Morenica» salió del templo pasadas las diez de la noche y así empezó el paseo del día de su Santo. Los villeneros se volcaron con la Patrona, conscientes de que las fiestas en su honor están a punto de finalizar. Era la primera vez que Manuel Muñoz se hacía cargo, junto a su directiva, de la Procesión de la patrona, como presidente de la Junta de Virgen.

Alfombras de alhábega cubrieron las calles para dar la bienvenida a la Patrona en su día grande. Por turnos y de forma tradicional, los portadores llevaron a hombros a la Virgen de las Virtudes. En la mayoría de los casos, este honor pasa de padres a hijos, desde tiempos ancestrales.

En el barrio del Rabal abrieron las puertas de sus casas. Desde hace unos años, los vecinos invitan al resto de los habitantes de la ciudad a ver el paso de «La Morenica» por las angostas calles del centro histórico. Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando la imagen se paró ante la ermita de San José mientras repicó su campana.

Después la comitiva enfiló hacia la iglesia de Santa María y la procesión finalizó con su entrada al templo. Los alféreces rodaron las banderas en su honor mientras los arcabuceros hicieron atronar sus armas. Mientras, la Patrona recorrió el templo antes de ser colocada, de nuevo, en el altar.