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Una autovía sin final

La construcción de la variante de la A-33 entre Valencia y Murcia se ralentiza

Una autovía sin final

Las obras de la variante de la autovía de Valencia-Murcia, la futura A-33, en el tramo de 12,5 kilómetros comprendido entre las localidades de Font de la Figuera y Villena difícilmente se podrá abrir al tráfico a finales de este año. Ese era el propósito del Ministerio de Fomento en 2014 y para conseguirlo se llegó a diseñar un programa específico para priorizar la finalización de este estratégico ramal que conectará la A-31, la autovía de Alicante Madrid, con la A-35 que une los términos de Almansa y Xátiva.

La construcción ha avanzado muy poco en los últimos meses, como pudo comprobar ayer este diario a pie de obra. La razón esgrimida por Fomento para justificar el retraso es que se está dando prioridad a la ejecución de la circunvalación de Font de la Figuera para abrirla al tráfico. Para los responsables de Carreteras «es el tramo más necesario por tráfico» de la autovía A-33, que conectará Valencia y Murcia por el interior cruzando, para ello, el término municipal de Villena a la altura del centro penitenciario Alicante II y la autovía de Madrid, con la que también enlazará.

Pero el retraso que sufre esta variante no es nada nuevo. El proyecto comenzó a desarrollarse en 2007 y de los casi seis millones y medio de euros presupuestados para 2013 se gastaron finalmente cinco; en 2014 la reducción fue de otros dos millones más y para este año el Gobierno central fijó en los Presupuestos del Estado una consignación de tan sólo cinco millones de euros con los que seguir acometiendo la obra. Sin embargo el grueso de la inversión, el equivalente a 66 millones de euros de los 127 a los que asciende el total, ha quedado proyectado para los años 2016, 2017 y 2018.

Aunque la obra no se ha parado en ningún momento desde que comenzó, siete años atrás, los plazos se han ido alargando porque la actividad de técnicos, obreros y maquinaria ha quedado reducida a la mínima expresión para una infraestructura que, en algunos puntos, parece totalmente abandonada.

Este tramo de la futura A-33 se considera una infraestructura esencial para acabar con el alto índice de siniestralidad que se viene registrando en la N-344 que va de Villena a Font de la Figuera. Su peligrosidad viene dada porque se trata de una carretera de un solo carril por sentido, plagada de curvas, pendientes y cambios de rasante, transitada a diario por cientos de vehículos pesados que cubren la ruta de Valencia-Murcia y que, además, atraviesa el casco urbano de Font de la Figuera.

En septiembre de 2012 se produjo el accidente más grave de la última década en esta carretera. Fue dentro del término municipal de Villena y tres conductores de entre 59 y 67 años fallecieron en una colisión de dos camiones y un turismo. Pero el número de víctimas mortales de la N-344 supera la decena. Un problema que debería encontrar ya un pronto final.

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