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Gabriel Segura

«La industria zapatera y el Museo del Calzado se quieren pero no lo demuestran»

«La instalación es el mejor escaparate a nivel nacional e internacional para la ciudad y la industria del calzado», sostiene Segura

«La industria zapatera y el Museo del Calzado se quieren pero no lo demuestran»

¿Qué balance hace de este primer año al frente del museo?

El Museo del Calzado es el gran proyecto de futuro, presente y pasado que tiene Elda. Es el mejor escaparate a nivel nacional e internacional para la ciudad y la industria del calzado. El balance es muy positivo.

¿Ahora qué le falta por hacer?

Retos hay muchísimos. Ilusión, muchísima, pero medios, menos.

¿Qué necesita el Museo del Calzado?

Más medios que permitan solucionar los problemas económicos que el Museo arrastra y para dar continuidad a esos proyectos que vienen de lejos y que sufren alteraciones por cuestiones económicas. Los puso en marcha el primer director José María Amat y no los podemos dejar perder. Alguno de ellos como «La mejor calzada» se mantiene y otros están en «stand by» como el homenaje a los mayores de las empresas del zapato.

Y de los que tiene en mente ¿Cuál piensa poner en marcha ya?

La creación de la Asociación de Amigos del Museo del Calzado. Estamos trabajando en ella y queremos iniciarla en septiembre u octubre. Es una iniciativa que nace por demanda de los visitantes foráneos y nos va a permitir estrechar lazos con otras colecciones e integrarnos en la asociación de amigos de los museos a nivel nacional.

¿Cuántos visitantes llegan al año al Museo del Calzado?

Unas 8.000 personas nos visitan anualmente. Estamos potenciando las visitas guiadas y personalizadas tanto en inglés como en español. Además, a todo aquel que viene al museo lo animamos para que compre un par de zapatos, si no los ha comprado ya.

La labor de potenciación ¿ Se nota ya en las estadísticas?

Hemos aumentado el número de visitas en un 11%. Es una pequeña cifra, pero la tendencia es al alza.

¿El Museo ejerce como una oficina de venta de zapatos?

Cada vez son más las llamadas que recibimos preguntándonos dónde se pueden comprar unos zapatos para una boda o evento social. Nosotros los redireccionamos a dos o tres tiendas o fábricas para que les puedan solucionar el problema.

¿El Museo del Calzado y el sector industrial se quieren?

Se quieren pero no lo demuestran. Hacemos un trabajo, casi celestinesco, para intentar convencer al sector de que somos sus aliados. Insistimos en que además de un elemento cultural, es un aliado estratégico porque dota de un valor añadido a un producto industrial. Algo que los americanos descubrieron a principios del siglo XX y los mediterráneos todavía tenemos que luchar por convencer al sector industrial.

¿Realmente puede ser un creador de riqueza para Elda?

Indirectamente, si. Nuestra labor es dar prestigio al producto que hacen las industrias. Pero no sólo para Elda, sino para toda nuestra comarca.

Cuando se hizo cargo de la dirección del museo, una de sus mayores preocupaciones era darle un carácter más global ¿Sigue pensando igual?

Flaco favor le haríamos al Museo del Calzado si le diéramos una visión localista. No puede renunciar a su carácter generalista. Tiene que aspirar a ser el Museo Nacional del Calzado. No debemos olvidar que el 75% de la producción de zapatos se fabrica entre Almansa y Elche. Tiene que ser el museo de todos, pero no de toda la provincia de Alicante, sino de toda la industria zapatera.

Uno de los retos del 2015 del museo fue enseñar cómo se fabrica el calzado ¿ Cómo ha funcionado?

Ese trabajo lo estamos haciendo sobre todo con los niños. Les enseñamos a diferenciar las pieles auténticas por el olor, por el tacto así como las diferentes partes de un zapato. Estamos intentando educar en el conocimiento de la industria al consumidor.

¿Echa en falta más compromiso por parte de la ciudadanía eldense con este proyecto?

Queremos que tanto la ciudadanía como la clase política crean en el proyecto, se impliquen en él. Estamos intentando que se enamoren de él porque es una oportunidad de oro para la industria del zapato.

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