El negocio del cobre es el centro de atención de los ladrones. Prueba de ello son los continuos robos que sufre la ciudad de Elda continuos robos y, en concreto, en dependencias municipales. El último fue, hace unos días, en los campos de fútbol de La Sismat. Allí, los cacos lograron sabotear cinco torres de iluminación. Una de ellas es la que da luz al campo de césped número 2 y las otras son auxiliares. Asimismo, dañaron las acometidas del riego por goteo. Por ello, el césped, en estos días de altas temperaturas, se ha quedado sin agua.
Agentes de la Policía Local detectaron la presencia de los ladrones y se personaron en las instalaciones. Así abortaron los trabajos de sustracción impidiendo que los daños fueran más cuantiosos. Se valora que el cable de cobre extraído suma más de 100 metros. Asimismo, los agentes observaron que los asaltantes estaban preparando el lugar para el robo de más metros por el método de tirón, según aseguraron fuentes municipales. Este consiste en enganchar el hilo de cobre a un extremo de un vehículo a motor y extraerlo al poner el coche en marcha.
Después del robo, la concejalía de Deportes trabaja para que el cable se reponga antes de la tercera semana de agosto, cuando estas instalaciones deportivas retomarán su actividad. Ahora, aunque al Ayuntamiento la reposición del cableado le costará dinero, no ha entorpecido su uso.
El cobre se ha convertido en el nuevo oro rojo por su valor en el mercado y su facilidad para robar el tendido. De hecho, no es la primera que se lo llevan de «La Sismat». En el mes de marzo, tres de las torres eléctricas de las instalaciones deportivas aparecieron apagadas, debido al robo del cable eléctrico de cobre. Sólo allí se llevaron 500 metros. En las mismas fechas se apropiaron del tendido municipal en el barrio de La Purísima, en las calles cercanas al castillo, y en el Caliú.
También la falta de aire acondicionado que sufre el Museo del Calzado se debe a una anterior oleada de hurtos de cable de cobre, que dejaron los aparatos de aire acondicionado totalmente dañados para ponerlos en marcha.
