Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Elda

El museo de los sudores

Temperaturas de 35 grados son las que tienen que soportar quienes visitan o trabajan en el Museo del Calzado porque el aire acondicionado está averiado

Una visitante en el Museo del Calzado dándole ayer al abanico para mitigar el calor. CARLOS RODRÍGUEZ

El Museo del Calzado de Elda parece una sauna desde que en junio comenzaron a subir las temperaturas propias de los tórridos veranos del Medio Vinalopó. Desde entonces los visitantes que llegan a Elda interesados en contemplar la mejor colección de zapatos de España terminan el recorrido antes de tiempo, con el abanico en la mano y sudando la gota gorda. Todos se quejan de lo mismo, de un calor insoportable. «Esto parece un horno recalentado en lugar de un museo», dicen algunos. Y no les falta razón porque, en las horas centrales del día, los termómetros marcan los 35 grados centígrados de temperatura dentro del edificio, aunque la sensación térmica puede rondar perfectamente los 40 grados. Y los trabajadores son los que más tiempo llevan sufriendo este problema.

Pero el origen de esta sofocante situación no es reciente. Se remonta a la primavera del año pasado cuando unos ladrones lograron acceder a la azotea del imponente museo para robar el cobre de los aparatos de climatización. El botín que obtuvieron fue ridículo para el elevado coste del destrozo que ocasionaron.

Desde entonces el sistema de aire acondicionado no funciona y en 18 meses de plazo tampoco le dio el anterior equipo de gobierno popular ninguna solución al problema. Así que los usuarios que van llegando a «cuenta gotas» desde el mes pasado no se recrean en el itinerario y muchos de ellos preguntan incluso por el director, por Gabriel Segura, porque se muestran interesados en saber si la decisión de mantener la climatización apagada responde a una medida de austeridad en las cuentas públicas. Desconocen que es, en realidad, la dejadez de los anteriores responsables municipales la que está provocando una situación que, desde luego, no genera una buena imagen ni del museo más importante de la ciudad ni de la propia ciudad.

En invierno, al menos, la sensación térmica es más llevadera porque la temperatura interior del edificio ronda los 20 grados centígrados. Pero en verano, con el aumento del calor, la mayor exposición solar y las amplias cristaleras, visitar el Museo del Calzado puede convertirse en una experiencia poco gratificante. Afortunadamente en la temporada estival no suelen acudir grupos amplios de rutas organizadas de fin de semana. Suelen ser visitas individualizadas y esporádicas aunque continuas y, desde luego, están resultando ciertamente bochornosas.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats