La Junta de la Virgen de Villena ha invertido 1.200 euros en los trabajos de restauración y recuperación del conocido como «El cuadro de la abuela», obra donada por la familia del villenense Carlos Hernández. El próximo domingo tras la misa de doce se procederá a su presentación y a su ubicación en la sacristía del santuario de la Virgen de las Virtudes, anunció el presidente de la entidad mariana, Manuel Muñoz.

El cuadro es un lienzo del siglo XVII con la imagen de la patrona de Villena, Nuestra Señora de las Virtudes, portando el niño a la derecha, con rostrillo, corona imperial y joyas. Este tipo de obras era común en la época y surgieron tras la costumbre de tener, durante un tiempo, tallas de la Virgen en casas particulares. Posteriormente, surgieron este tipo de obras para tener la imagen de forma permanente.

La restauradora local Virtu Rosillo ha trabajado durante más de cuatro meses para recuperar el lienzo que contaba con rotos y golpes y oxidación del barniz original. El presidente de la Junta de la Virgen, Manuel Muñoz, valoró la restauración realizada por Rosillo y subrayó que el cuadro estará ubicado «en un lugar especial, frente a la entrada principal de la sacristía para que todos los vecinos lo puedan admirar».

Historia del cuadro

El cuadro, denominado por la familia «El Cuadro de la Abuela», pertenecía a la bisabuela de Carlos Hernández, Catalina Hernández García, y fue donado al Santuario tras la Guerra Civil. Terminada la contienda y teniéndolo el abuelo de Carlos Hernández, Jerónimo Hernández Hernández fue condenado a 12 años de prisión por auxilio a la rebelión y encarcelado en Alicante y Cartagena. Tan pronto como fue liberado, Catalina y Jerónimo dieron cumplimiento a una promesa que hicieron durante el cautiverio. Si Jerónimo salía ileso de prisión, en agradecimiento, donarían al Santuario el más preciado de los bienes familiares, «El cuadro de la abuela». Y así lo hicieron. Una mañana de 1941, Jerónimo, con el cuadro atado a su espalda, junto a Catalina, sus hijo, su tía Soledad y acompañados por sus primos, Lorenzo, Anita y Toni, peregrinaron hacia al santuario.