Las fiestas de Moros y Cristianos de Elda son un «stop» en el vertiginoso y rutinario ritmo de vida de la ciudad. El programa de actos no es tan agobiante como el de otras poblaciones, así que los eldenses tienen tiempo de sobra, entre desfile, procesión, embajada y alardo, para hablar, reír, bailar y disfrutar de la «fiestuky» de los cuartelillos. Incluso hay tiempo para inmortalizar esos momentos únicos fotografiándose en cualquier lugar y con cualquier pretexto.