La apertura de cuartelillos festeros ha experimentado este año un repunte en la ciudad tras años de caída. Según consta en el listado del Ayuntamiento la cifra se eleva a 296, siendo 209 estables y 87 eventuales. Por lo tanto, en estas fiestas se han abierto 20 sedes festeras más que en 2014, año en el que se contabilizaron 276 cuartelillos de los que 196 fueron estables y 80 eventuales.

En Elda el «universo cuartelillero» es variopinto y singular. Los hay de andar por casa, veteranos, fugaces, discotequeros, de mucha y poca solera, de mucho y poco fuste e, incluso, constituidos como una asociación festivo-cultural. Es el caso del cuartelillo «El Adarve», que recibe su nombre por su decoración a modo de fortaleza y que se fundó hace quince años en el céntrico y amplio local que actualmente ocupa cerca del centro sanitario Padre Manjón. Sus integrantes, una quincena de matrimonios festeros pertenecientes en su mayor parte a las comparsas de Huestes del Cadí y Zíngaros, iniciaron ayer el primer día de fiestas con el primer aperitivo. Una tradición muy eldense y muy de Moros que se mantiene toda la celebración. Pero para disfrutar antes hay que trabajar. Y eso es, precisamente, lo que han hecho durante el último mes los festeros de «El Adarve». Tras la reunión general cada grupo se ha encargado de un cometido. Los socios de la comisión de comida han llenado la despensa y organizado todos los menús de comidas y cenas con los cocineros, la comisión de bebida tiene las cámaras llenas para que nadie se deshidrate y la comisión musical ya ha formalizado el contrato con la Unión Musical Atzeneta d'Albaida para amenizar las veladas de hoy, mañana y pasado. Y es que en «El Adarve» el desorden inherente a los Moros y Cristianos siempre está muy bien planificado. Como el aperitivo.