La procesionaria ha dejado de ser un problema en la pedanía de Orito porque el Ayuntamiento de Monforte del Cid le ha declarado la «guerra» para garantizar la salubridad del pinar, que ya estaba afectado en un 35% porque se alimenta de sus hojas, y la seguridad de los miles de peregrinos que acuden cada mes a la cueva de San Pascual Baylón.
En apenas un par de días un equipo de cuatro especialistas en plagas arbóreas ha conseguido retirar de los pinos, bajo la supervisión del técnico municipal de Medio Ambiente José Serna, un total de 1.800 bolsas de procesionaria en cada una de las cuales pueden vivir entre 80 y 300 gusanos.
El «campo de batalla» ha cubierto una superficie de 272 hectáreas y se ha extendido, principalmente, por la zona del camping de Orito y en la subida a la cueva del santo que se halla en el Alto de las Águilas. Los trabajos se han complementado con fumigaciones selectivas en las bolsas que no han sido retiradas y tratamientos preventivos para evitar nuevos «ataques» del Thaumetopoea pityocampa y, también, para proteger a los cipreses de camping de los «destructivos efectos» del xilófago.
Las orugas de la procesionaria están cubiertas por pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta, así como intensas reacciones alérgicas. De ahí que durante los días de intervención se haya decidido cortar el acceso a la cueva. También los operarios han utilizado medidas especiales de protección en los trabajos, en los que han empleado largas pértigas con tijeras. Con ellas cortan las bolsas que posteriormente introducen en cubos metálicos para quemarlas y evitar, así, cualquier problema.
Con esta actuación Monforte realiza un control exhaustivo de las plagas que afectan a su entorno natural. Desde la concejalía de Medio Ambiente que dirige José Manuel Cajal se ha trabajado para acabar con un peligro que afecta a las personas y a la propia vegetación. Una guerra que, de momento, parece haber ganado el Ayuntamiento.
