Desde las terrazas o en las faldas del monte Bolón, los vecinos de Elda se dispusieron no sólo a ver el efecto de los frontales y linternas de leds en la bajada de la senda del monte Bolón cuando la luz del sol se ocultaba sino también a comentarlos. Todo tipo de opiniones generó el cambio de las antorchas por la luz artificial. Mientras unos se quedaron helados al ver el hilo de luz blanquecina que discurría por la montaña a otros no les disgustó el efecto que producía.

Algunos calificaron de «pifia» o de «fracaso» la decisión tomada por el Ayuntamiento de Elda, a petición del Centro Excursionista, de eliminar el fuego de la bajada por motivos de seguridad y legales. A otros, sin embargo, les pareció un efecto innovador, que con el paso de los años se consolidará en las tradiciones eldenses.

Tanto los críticos como los más positivos con la medida confluyeron en que el efecto y la fuerza del fuego está muy alejada de la visión que aporta la artificial.